La complejidad de ser un periodista honesto
Como una verdad es relativa y está condicionada, creemos que el comunicador social, el periodista, es un profesional difícil y complejo, algo así como un bicho extraño para los poderes políticos y económicos.
A modo de ejemplos, un sector de los comunicadores disfrutaron al calor de Odebrecht, mientras otros aparecían como intrusos al fisgar en busca de algo de malos olores que salían de la empresa brasileña.
Es probable que en algunas dependencias oficiales, algunos periodistas que perciben olores asqueantes de su interior, resulten molestosos, mientras que otros que carecen de olfato, son vistos con especial atención.
En este día de los periodistas, tal y como me dijo un comunicador , «nos conocemos» todos, y al observar la percepción de unos y otros en el conflicto ruso-ucraniano, es donde se confirma con más claridad de con quién está la honestidad.
La política es así, y la guerra es la guerra, resultando en extremos difícil encontrar la verdad absoluta en las informaciones oficiales de los que combaten.
La Gran Prensa se refiere a las monstruosidades de Putin-Rusia, sin embargo, al consultar la historia, no encontramos rastros de Rusia esclavizando negros en África, tampoco asesinando negros ni dando golpe de Estado en dicha zona de la geografía, además, desesperadamente busqué la parte de África colonizada por los rusos y no encontré nada.
Sería importante que un periodista nos aclare lo que podría ser una omisión de los historiadores.
Ahora, surge la pregunta, ¿quién mató a Jaime Roldós, en Ecuador, y a Jacobo Arbenz, en Guatemala? Ignoramos que Rusia participara de tales crímenes que la historia registra y algunos comunicadores conocedores de sus autores, silencian.
Consultada la historia y vista la realidad (obviando razones políticas), debería ser un informador que cabalga sobre el lomo de una verdad que siempre será relativa.