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La gran enseñanza de un abril insurrecto

Abril insurrecto, 1965, a la distancia histórica, es una fuente en la cual debemos beber, justo en ella se confirmó la tesis, donde se dice que «hay quienes luchan un tiempo, y son buenos, pero quienes luchan todo el tiempo son mejores, más, los imprescindibles son quienes luchan toda su vida».

Quién podría suponer, allá en América del Norte, que en República Dominicana, también existía un paralelo 38, con el nombre de calle Ravelo, y fue donde se reafirmó la versión popular de que el puerco no se rasca en javilla.

El aparataje que produjo la llegada de la 82va. División Aerotransportada de Estados Unidos, concedió con el grito de guerra de los combatientes «ante la agresión imperialista, el pueblo en armas, responde», y ciertamente respondió.

Quizás inspirado en ese abril en armas, de la lucha diplomática, que fue preciso sostener, adquirió una importancia capital nuestro Himno Nacional, en la estrofa donde resalta: “Que Quisqueya será destruida pero sierva de nuevo, ¡jamás!

El hombre del pueblo, sin tener la formación de importantes figuras situadas a la cabeza de la resistencia, aportó más que muchos tribunos, que desde aquella época, aún gravitan en el escenario político nacional, gracias a ciertas destrezas para insertarse en el aquí y ahora.

Hoy día, la observancia de la fotografía de aquel mecánico, con los puños cerrados, desafiando a un soldado norteamericano, significó la voluntad de una nación a morir de pie y no de rodillas.

La mezquindad de algunos dirigentes se aprecia al silenciar el papel de algunas trabajadoras sexuales y otros luchadores, como Tony Echavarría, que expusieron el pellejo por la dignidad nacional.

En la batalla del puente Duarte, donde las tropas del CEFA recularon, el combatiente sin nombre fue el gran triunfador.

Fue partiendo del desastroso papel de los militares que tenían de líder al general Elías Wessin y Wessin, que Estados Unidos diseñó la construcción de otros puentes, sin embargo, el trabajo de los invasores llegó más tarde, infiltrando y atomizado a las organizaciones de izquierda.

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