La grandeza de Dios
AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
REFLEXIONES…
Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?
Aquel pequeño Niño Dios que nació en el escenario más humilde, del vientre sagrado de su madre María, creció en el hogar de un sumiso y obediente carpintero, su padre, y creció desde pequeño con la sabiduría divina de un gran hombre.
Excelentes relaciones humanas, muy sensible, de nobles sentimientos, con un gran liderazgo a través del cual ejercía el servicio incondicional, para ayudar a todo el que dirigía su mirada hacia Él, sin importarle raza, credo, comportamiento, pues para Él todos eran iguales.
Por donde pasaba, sus energías y vibraciones hacían temblar los corazones de quienes le conocían y cuando elevaba su mirada al cielo para luego plantarla en el rostro de algún elegido, provocaba un cambio milagroso en su condición de salud física, mental o espiritual.
Visto como un poco controversial, el chico, creaba grandes polémicas sociales y políticas, perturbando la razón de reyes, gobernantes, sacerdotes, ricos y poderosos.
Conocedor del futuro que le esperaba, continuaba predicando Su Palabra y tocando los corazones de quienes de inmediato decidían seguirle, sin importarle el qué dirán.
Es un hombre visionario, con una misión clara de sus responsabilidades a cumplir en el mundo, y unos principios y valores firmes, por los cuales luchó, aunque le costara la vida.
La capacidad de soportar el sufrimiento y el dolor, lo elevaron a un nivel de espiritualidad tal, que solamente encarnado en la presencia del mismo Dios, podrían convertirlo en el medio más eficaz para expiar los pecados de la humanidad.
Dios, Jesús hecho hombre, celebra una vez más, dos mil años después, su nacimiento en el mundo entero, es el cumpleaños de un hombre, un profeta, el mismo Dios, que sin importar la cultura, ni la fe de las diversas comunidades y países, sea usted ateo, hindú, del islam, jainismo, bahai, budista, cao dai, del rastafari, agnóstico, musulmán, todos le rinden pleitesía y lo recuerdan, algunos con timidez y disimulo, pero reconociendo en el corazón su presencia cautivadora y transformadora.
Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra, a los hombres de buena voluntad, en quienes Dios se complace, porque lo agradan.
Gracias Dios mío por este hermoso mensaje lleno de tu amor que estamos enviando al mundo entero y gracias a un exalumno agradecido por hacerlo posible.
Hasta la próxima.