La pista política en Perú está ardiendo
Sorprendió a muchos expertos en política internacional, el olfato del Tío Sam y su vista de águila, al reconocer a Dina Boluarte, como ¡presidente! de Perú, justo al momento de ser proclamada.
Mientras un cargamento de torpezas envolvió el final del presidente Pedro Castillo, surgió la conjetura de ¿con quién está la vicepresidenta Boluarte, desde cuándo se involucró en la conspiración contra el mandatario?
El ex presidente Castillo debió apoyarse en ese pueblo que ahora clama por él, y no fiarse en los conspiradores militares ni en la extrema derecha que ya prepara la destitución de Dina Boluarte, a la que controlan desde antes de ser posesionada.
Perú es ahora una nación dividida, y es posible que el derrocado mandatario (el número 5 en 6 años), supera la popularidad que lo condujo a la victoria.
Sintonizando con Pedro Castillo, varios presidentes, entre ellos el de Colombia y México, comparten su solidaridad con los que en Perú enarbolan la bandera solidaria con las fuerzas del respeto y el orden constitucional, violentado por los militares y la oligarquía.
Ha trascendido que algunas naciones se han planteado la creación de un cerco, capaz de poner fin al desorden de los militares y la derecha en Perú.
Electo presidente por su pueblo, Pedro Castillo, no ignora que procede de un pueblo valiente y trabajador, y que en las calles, se sigue expresando en su favor.