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La verdad sobre lo ocurrido en Hatillo Palma, Montecristi

Para emitir una opinión siempre debemos investigar a profundidad y ser lo más objetivo posible. Es decir, lo más apegado a la realidad, a la verdad.

Desde el punto de vista cristiano, tenemos este versículo del evangelista Juan, que dice: «Y conocerán la verdad y la verdad los hará libres”.

Desde el punto de los revolucionarios, encontramos lo expresado por Antonio Gransi: “La verdad es siempre revolucionaria”.

Hago todo este preámbulo porque el tema a tratar es muy sensible y tenemos algunos amigos y hermanos muy parcializados, de uno u otro lado, y nosotros debemos orientar siempre apegado a la verdad, a lo justo.

La semana pasada, la prensa nacional y las redes informaron de una manifestación de nacionales haitianos, trabajadores agrícolas de Hatillo Palma, Montecristi.

Realmente realizaron un acto de protesta, donde solicitaban la actualización de sus papeles migratorios.

Se colocaron capuchas y machetes para hacer esa solicitud, y eso descarta la justeza o no de sus demandas.

Ningún país soberano permite a extranjeros o nacionales realizar manifestaciones públicas en actitudes violentas.

La Constitución dominicana permite la participación «cívica y pacífica”… Ellos no estaban en ese tenor.

Es entendible exigir que se le regularice su situación legal, pues ellos son los que trabajan en los predios agrícolas de la comunidad, y tienen derecho a organizar su sindicato y solicitar mejoría social.

Sin embargo, la manera extremadamente agresiva que se presentaron los colocó al margen de la ley.

Su solicitud era correcta, empero, la forma es inaceptable.

¿Por qué ellos estaban desesperados por su situación? Esto sí es importante que el pueblo lo sepa y sus autoridades, y es que unos miembros del Ejército de República Dominicana son persistentes extorsionadores y lo despojan de sus bienes y recursos.

Llamamos al Ministerio de Defensa y al Estado Mayor del Ejército dominicano a realizar una exhaustiva investigación, porque está práctica bochornosa está muy arraigada en la zona fronteriza.

Es doloroso y vergonzante lo que realizan unos podridos guardias, queriendo manchar a nuestro glorioso Ejército Nacional.

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