Las botellas en el exterior
La exagerada cantidad de ¡cónsules y diputados! que conforman el servicio exterior, ¿a quién representan?
De seguro a sus familiares y a su partido en la búsqueda de recursos, mientras tejen las redes para seguir ordeñando a la vaca nacional.
El personal que cobra en el consulado de Nueva York supera al que mantiene Estados Unidos en nuestro país. Naturalmente, el abanico de quiénes trabajan, oscila.
Si usted reside en el vecindario de un diputado, en el exterior, podría verificarlo o en reunión de su partido o cuando suele visitar la gran urbe, algún altísimo funcionario o dirigente político.
Algunos militantes al vapor y con dólares, se aproximan a las altas instancias partidarias y le ofrecen invertir unos millones, a cambio de una diputación, un cargo diplomático o una senaduría.
El activismo político-partidario tiene un gran costo en el exterior y, por tal razón, la inversión se cobra desde que la entidad triunfa en las urnas y asume las riendas del poder.
El todo contra todo, así como el ‘garrapatismo’ al que luzca con posibilidades de llegar, constituye el pan nuestro de cada amanecer en el exterior, en dónde se aspira a una botella en el consulado, o estar nombrado en alguna empresa descentralizada y poder servirse con la cuchara grande y sin temor al qué dirán cuándo los recursos desaparezcan.
El drama de los políticos resulta tan vergonzante, que ni siquiera los locales pagan, a tiempo, teniendo que hacer colectas, pese a que cualquier ‘botella’ podría pagar los meses atrasados.