Los perros de la guerra se asoman
Siempre la guerra ha significado un gran negocio para los empresarios de las armas, y en la campaña que involucra a la OTAN, Ucrania y Rusia no tiene porqué ser diferente.
Sin embargo, Europa ha sido escenario de una Segunda Guerra Mundial, donde el mundo se dividió en dos partes que daban la sensación de excluirse mutuamente.
Durante esa gran contienda bélica, los perros de la guerra (no la ficción del novelista inglés Frederick Forsyth) realizaron en el escenario real, el negocio de los siglos.
Desde su entrada por un costado a la necrópolis que ya era Europa desde que los alemanes atacaron Polonia, al inicio de septiembre de 1939, ya se veía llegar el colapso de Inglaterra.
Mientras observa las vacilaciones a la hora de responder al engreído Adolf Hitler, la administración inglesa, Estados Unidos, se mueve para instalarse en Normandía, Francia, y en secreto afina su maquinaria de la muerte, las bombas atómicas que dejaron caer sobre Hiroshima y Nagasaki, las ciudades de Japón donde aún se respira el olor a muerte.
Existe temor en Europa de que estalle la olla que preparan los perros de la guerra, y si antes se golpeó a la endeble Polonia, ahora se ha puesto la mira en las potenciales riquezas del subsuelo de Ucrania.
¿Se busca que la arena sucia de la ficción de Mario Puzo, pase a ser la realidad que representa Ucrania?
Habría que ver hasta dónde la maquinaria de la prensa presiona con el propósito de alterar el clima de paz.