¿Luchar por el poder de quiénes?
¿… y los chinos, pa’ cuándo?
¡Prefiero el poder con decencia!
¡Que la indecencia del poder!
Así he querido comenzar este artículo político sobre la realidad social Dominicana. El poder político tiene un objetivo fundamental, realizar desde el gobierno grandes transformaciones en el pueblo que lo ha entronizado y colocado en el Poder del Estado.
Las fuerzas productivas son las que cambian y producen transformaciones profundas en la relación humana de mercado y la adquisición de bienes y servicios como: el agua, la luz, Explotación de Recursos Naturales no Renovables (MINAS), carreteras, caminos vecinales, hospitales y campañas preventivas de salud pública, presas hidroeléctricas y parques eólicos (molinos de vientos) y fotovoltaico (paneles solares), nuevos hoteles turísticos, son los retos para la transformación del Estado Dominicano, y la preservación de los aeropuertos junto al control de nuestras fronteras (aire, tierra y agua).
El reto de gobernar, es transformar, preservar la naturaleza, civilizar con transferencia tecnológica efectiva y sobre todo, cerrar la brecha abismal entre pobres y ricos. Poner al Estado Dominicano al servicio del bienestar común y la prosperidad de la mayoría de los dominicanos, esa es la finalidad del poder que desde Montesquieu fue concebido como un contrato social para la gobernanza de todos y en función de los demás, sin los caprichos y desdoblases que han predominado en la partidocracia que nos gobierna desde la firma del Acta Institucional del Presidente Héctor García-Godoy en 1965.
Y situó ese momento político, en 1965, porque ayer como hoy, puede producirse una hecatombe política que amerita un nuevo acuerdo institucional, un nuevo pacto de punto fijo, como escribí hace poco a los venezolanos ante su actual crisis y así prevengo a mis compatriotas dominicanos, que admiro y defiendo con garras, desde mi tambor solitario en esta columna que he determinado caracterizarla: como Alambres de Púa.
Es bueno recordar que el gran Presidente y de valor significativo con su triste y sorpresivo suicidio, Don Antonio Guzmán, tuvo diferencias personales con su íntimo amigo Dr. Jorge Blanco y reveló que ni siquiera el Dr. Aníbal Campagna pudo subsanar esas diferencias (Testimonio de Don Aníbal a mi persona), en cuya casa comían religiosamente los domingos, los tres amigos.
Después de la guerra de abril 1965, la ruptura política y social fue indescifrable y familiarmente impresionante, (hablen con sus abuelos y padres) y en el Acta Institucional firmada entre las partes enfrentadas, se procuró una salida a lo que Francisco Henríquez y Carvajal llamó “El Dilema’’ presente.
“Ciego seríamos, ciegos del espíritu, si no viésemos la inminencia del peligro que sobre el País depauperado y la sociedad apática o somnolienta se cierne’’ (fin de la cita).
Evitemos las luchas del pasado entre bolos y coludos y pensemos que el vecino haitiano está ocupado militarmente por la ONU desde hace 15 años, acechando el devenir histórico de los dominicanos, que estamos obligados a un gran acuerdo nacionalista y donde se gobierne para TRANSFORMAR.
Agrego una reflexión del profesor Juan Bosch, en su libro Crisis de la Democracias en RD, (20 de Agosto 1991):
“La democracia es un régimen político que se mantiene sobre la voluntad de todos los sectores sociales y de todos los individuos que tienen alguna responsabilidad que cumplir como ciudadanos. ’’
No podemos dejar que las fuerzas o sectores fácticos sigan obstaculizando sistemáticamente el progreso y coincidir con los enemigos tradicionales de la nación.
Don Juan (como le pude decir en momentos aciagos), luchaba por el Poder para lograr un cambio beneficioso en las grandes masas (ver los patriotas y sus planes) contrario a los ventorrillos partidarios que predominan y nos tienes ahítos.
No estamos en la época del origen de la Nación en que se desarrolló una lucha visualizada entre los hateros representados por Tomas Bobadilla y Briones y los trinitarios al mando del prócer FRANCISCO DEL ROSARIO SÁNCHEZ.
Se trata de algo más peligroso y expectante, es la ocupación -repito-de Haití, por parte de la ONU (decisión mundial), que amenaza y conspira contra las simientes y fortaleza institucional de la República, por más de 15 años, con la complicidad de los nuevos filibusteros, bucaneros y corsarios del siglo XXI.
Esa es la gran batalla económica, política e ideológica que tenemos como reto generacional para un cambio de paradigma transformador del poder, que va de la mano cuando nos incorporemos a la Iniciativa de la franja y la ruta de la seda que no es en complot imperial chino, sino la gran transformación, para un nuevo renacimiento de la ciencia y la paz de la humanidad, sin emisiones cuantitativas (USA), para un sistema caduco y quebrado de Occidente que ha hecho más Ricos A Los Ricos, y más pobre a los pobres, con el neoliberalismo a ultranza.