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MUJER Y LA EPIDEMIA VORAZ DEL CRIMEN

Necesidad de un Ministerio de la Familia

‘’PREÁMBULO’’

En Marzo 8 del 2017, publiqué este artículo, que no tienen desperdicios, ante el momento actual, donde hoy 2019, contabilizan 63 feminicidios. Mientras 1,419 mujeres han sido asesinadas con la tragedia del suicidio como mácula de los asesinos, en los últimos 14 años.

La sociedad está de ‘’luto familiar profundo’’ y necesitamos respuestas para enfrentar las causas endógenas, que producen el duelo.  La crisis psicológicas y la muerte definitiva de un ser amado, vilipendiado con la ausencia de valores como es la muerte de ambos.

(Ni tú, ni yo!)

He aquí lo anterior vigente:

‘Desde todos estos años, se han desplegado innumerables esfuerzos, que han resultado fútiles e ineficientes ante el crimen impiadoso y ruin con que se asesina a más de 173 mujeres en la República Dominicana.

La cifra no oficial que proporciona el observatorio de la Universidad INTEC, dirigido por la catedrática Lourdes Contreras, contrasta con la cifra oficial que da la Procuraduría General y el Ministerio de la Mujeres, cuya cifra es 84 por los últimos asesinatos ocurridos en el fin de semana.

Es execrable y atroz aritmétizar esos asesinatos con premeditación y acechanza, que trasciende en la frustración de hijos y familiares y destruyen la familia por generaciones.

La solución

Todos andan con una lámpara de Diógenes (el griego) buscando la solución de tan grave flagelo social y de incompetencia de la autoridad en una eficiente política pública de prevención y régimen de consecuencia vía, la mal llamada justicia de anaqueles que tenemos y para colmo un furgón de espacio justiciero, en el emblemático Santo Domingo Este, donde vive la mayor población de la Nación Dominicana.

Recordando a Doña Fidelina

Trabajaba en Salud Pública en 1976 gratis los primeros 4 meses, junto a la subsecretaria, doña Fidelina Thorman de Aguilar, con apenas 23 años y habiendo estudiado en el Instituto Montevideo del Uruguay (ACJ) trabajo social, de la mano de los mejores maestros latinoamericanos de la época (flor, diría un gaucho). Me integré a los discursos y seminarios de la época con mucha precaución y temor, ante de un régimen bellaco como el fatídico periodo de los 12 años de Balaguer, que conocía y me advertían en mi casa y esencialmente mi madre, mi maestra por excelencia, que me ayudo a sobrevivir y avanzar, desde dentro y proteger mis amigos junto al impar y compresivo Don Polibio Díaz y mi tío Ramón Font Bernard.

¿Por qué traigo todos estos relatos, en este momento de pesadumbre y de dolor, ante el fracaso de las políticas públicas en el crimen de los feminicidios?

Porque estando como un simple visitador social, asignado a la subsecretaria Fidelina Thorman, le explique mi experiencia y mi convicción de estructurar un equipo multidisciplinario, para abordar la problemática familiar, y desde ese espacio político, crear un Ministerio, con presupuesto y mandato lineal grueso y unificado, que alcance a todos los sectores, y envuelva toda la Nación.

Me pidió que lo conversara con mis protectores y fuera lo hice, la repuesta del Dr. Balaguer fue, que yo era, “justicialista” en definitiva un “peronista”.

Me hicieron hacer un curso en el Secretario Técnico de la Presidencia, con los auspicios de la UNICEF. Y allí volví a plantear el tema que hoy nos abate con los crímenes en contra de la mujer, que vengo rechazando desde los albores de mi adolescencia, cuando escuchaba a “Rodriguito” con “El Informador Policíaco” y mi madre se espeluznaba de tan horrendos episodios novelados.

La clave

Se necesitan NUEVOS interlocutores VÁLIDOS en las estructura de políticas públicas, que ejecutan un PLAN con líneas GRUESAS en favor de la MUJER ATACADA, en CUALQUIER forma, por un hombre.

Un Ministerio de Familia, como propone el obispo Masalles, que observe el fenómeno de forma global y de manera INTEGRAL con la premisa: el interés superior de la FAMILIA.

Doña Fidelina me comprendió y me dijo esa vez que estaba adelantado a la época y, por eso, junto a la presencia de la “Cruzada del Amor” fue descartado y de paso debo dejar constancia, con el beneplácito de doña Laita Balaguer, que sí estuvo de acuerdo conmigo y me protegió en esa iniciativa, resguardándome en su casa todas las tardes, para quitarme el estereotipo de comunista, por mis ideas y la herencia familiar de Máximo López Molina, un grave anatema de vivencia.

Con esto vuelvo a insistir en el Ministerio de Familia, como organismo del Estado para el diseño de políticas públicas y de la Procuraduría General, para el régimen de consecuencia, sin tantas parafernalias y estribillos baratos, en lugares equivocados y con interlocutores, petulantes y desprovistos de criterios fundamentales para detener el crimen, que no están para dar charlas y hacer cursillitos de frases estereotipadas o estructuralista de moda.

La lucha y la solución no se resuelven con seminarios y muchos menos con expertos que han fracasado tanto en América Latina como en el viejo Continente Europeo, donde apesta el crimen de feminicidio o la violencia de género.

Se precisa una solución nacional con castigos ejemplares. Se necesita un verdadero trabajo social, a través del Ministerio de Familia y como en el Uruguay se hizo una vez aquella encuesta en los cerros, “se vive como se puede”,  hoy corresponde hacer otra encuesta: se mata por qué se quiere? (en nosotros)’’

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