AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola amigos, ¿qué tal? ¿Hola amigos cómo están?
Me he dedicado toda la vida a trabajar con niños especiales, el primer colegio de República Dominicana que abrió sus puertas para todos los niños y adolescentes sin importar su condición fue el de Víctor Martínez en el 1974, siendo incluso el primer educador que hablo de educación inclusiva.
He tenido que esperar muchos años para demostrarle a la sociedad que mis hijos especiales, son hoy adultos extraordinarios, que eran los más inteligentes, los más sensibles, con los mejores principios y valores, y gran corazón, quienes desarrollaban destrezas y habilidades que solo el Espíritu Santo podría darles con sus dones y carismas.
Los colegas de los demás colegios me criticaban, menospreciaban a mis alumnos y la sociedad nos condenó con fuertes críticas, al extremo de que mis estudiantes tenían que pasar por situaciones tristes cuando los burlaban y le decían “tu estudias en el colegio de los botados”.
Siempre he sentido respeto a quienes sin tener ninguna situación conductual o académica eligieron nuestro Centro Especializado de Enseñanza, luego El Buen Pastor, por su admiración a nuestro trabajo, convirtiéndose en estudiantes solidarios que ayudaban y apoyaban a quienes no eran excelentes.
Hoy recuerdo con mucho cariño a la tercera familia que ingresó sus hijos en nuestro colegio, los Ruiz Isa, ellos eran varios, pero mi niño especial era llamado Felipito, cuánta lucha me dio controlarle sus rabietas, desobediencias y convertirlo luego en excelente, a pesar de sus dificultades, pero como en nuestro equipo estaban el Padre el Hijo y el Espíritu Santo, ellos se encargaban de inspirarnos, animarnos y dotarnos de la sabiduría divina para cumplir con una de mis primeras misiones de Dios, recibirlos a todos con mucho amor y convertirlos en excelentes y felices estudiantes.
Don Felipito, hijo de don Jesús y doña Rosaura, (si mi mente no me traiciona), llegó a ser todo un respetable señor, se nos ha ido, me enteré de que falleció, me removió los sentimientos y los recuerdos. Me he unido en mis oraciones a sus hermanos y familiares.
Los Ruiz Isa, al igual que casi todos los padres de la época, eran padres ejemplares, que nos apoyaban, y lo que yo decía y hacía era respaldado por ellos, era este el bastión principal para realizar la gran obra con sus hijos, de igual manera el equipo de profesores altamente calificado y entrenado para esta labor, era incomparable.
Son muchos de mis queridos exalumnos los que han partido a mejor vida, en ocasiones me entero tarde, pero como quiera, siempre remueven mis sentimientos.
Seguiré siempre teniéndolos en mis oraciones, profesores y alumnos, que, durante 33 años de ardua labor me acompañaron en diversas épocas, cada vez que alguno viene a mi mente o le veo en algún lugar o en las redes, de inmediato elevo mis oraciones al Todopoderoso.
Dios los bendiga y proteja, de manera particular a todos los niños especiales que al final terminan siempre como adultos ejemplares, gracias a la labor realizada por su padres y educadores conscientes. Felipito descansa en paz.
Este mensaje ha llegado a todos ustedes, gracias al apoyo recibido por nuestros exprofesores Bolívar Troncoso y Cucho Martínez, quienes nos apoyan en nuestra Fundación Vidas en Desarrollo.
Hasta la próxima.