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Odebrecht: Dos obras teatrales
– ¡Ironía de un juicio penal!
– ¡Barriga lleva pie!
– 1, 2 y 3, Trúcamelo, ¡Eh!
– ¡A los jueces cabezas de la justicia!
¡SE ABRE EL TELÓN!
ACTO 1: ¡Odebrecht y el juego de Trúcamelo!
En este mundo jurídico ocurren muchos episodios, que en ocasiones nos parecen juegos de antaño. Por ejemplo, ya los niños y jóvenes no juegan con frecuencia el Trúcamelo. ¡Pero, en la Justicia, sí!
Se trata de una tabla numerada del 1 al 10, en donde a especie de escalera, se llega al 10 en saltos escalando, cuya cabeza es el número 10, con una chata de suela de goma o ‘’cascara de Guineo’’, que se adhiere al número elegido.
Así en la justicia, el Poder Judicial tiene un orden jerárquico, al igual que en el Ministerio Público, que posee jerarquías que van del (1) al (10), (Hiperbolizando), es decir, del Fiscalizador al Procurador General de la República, Y en los tribunales, que dictan sentencia de absolución o bien de condena, desde un Juez de Paz a la Suprema Corte de Justicia.
Mariano Germán Mejía |
“Hay un salto cualitativo y sustantivo”, que radica en nuestra carta fundamental o Constitución de la República Dominicana, el Tribunal Constitucional, ¡cabeza de la Justicia!
Este tribunal máximo de jerarquía nos dice si esos fallos o sentencias son constitucionales y no violan derechos fundamentales, así volvemos a jugar el trúcamelo judicial si se viola la ley Constitucional.
Pues bien, en los desaciertos y destrezas del juego de trúcamelo, está también el proceder de la justicia y sus actores, ya sean funcionarios, ya sean simples espectadores, a favor o en contra, a sueldo o por encargo de grupos, o partidarios parciales aguerridos, que actúan en los saltos escalonados del juego inveterado que hoy recuerdo, juegan el trúcamelo, y por eso hoy se me ocurre que con el caso más significativo de corrupción en nuestra Patria, se quiere jugar al trúcamelo, sin rayita, tuche y sin amparo, del debido proceso y la tutela Judicial efectiva.
¡Cuidado con el juego! Que el país, nos observa y se delatan en su especial proceder con nuevas decisiones de especies, para la jurisprudencia de la impunidad y la corrupción, que pondrán en peligro a la institución.
Termino con este estribillo. ¡Y los moquitos puyan, puyan, puyan!
¡SE ABRE EL TELÓN!
ACTO 2: ¡Odebrecht y el sum sum de la carabela!
A seguidas quiero recordar otro entretenimiento de antaño, que hoy está “en desuso’’. ¡El sum sum de la carabela!
El proceso de Odebrecht ahora toma otro giro preocupante, resulta y viene a ser, que los prolegómenos del litigio están como “chipoteado” y, entre los jueces y el Ministerio Público se producen enfrentamientos, que desdicen de las políticas públicas y trascienden cartas al escenario de la Nación, para el “filete o fiambre” de opinión pública, habida de información alarmante que distraiga y contradiga la ocurrencia del crimen de trama corrupta del Odebrecht de Brasil “o suborno maior grande do mundo’’, que en Italiano “la Più grande bustarella del mondo” ¡También debemos decirlo! Como “recurso onomatopéyico’’.
El juego del sum de la carabela consistía en una reunión en círculo y al ritmo de un cántico. El que participaba miraba hacia atrás y si los descubrían, mirando hacia atrás, le daban un fuetazo con el látigo, al ritmo del estribillo. “El Sum Sum de la carabela, el que mira pa’ tras, le doy una pela’’, y así iban eliminando los participantes del círculo. Recordando el juego de antaño.
La Magistrada Mirian German, producto de su “ontogenia”, se desmarcó, y con su legítimo derecho, no aceptó “mordaza” ante un dardo envenenado en contra del cuerpo judicial, (desde la otra ala del edificio) y resultará ilesa del sum sum de la carabela, por su prístino proceder, ‘’con tiempo y aposta’’.
Y en este juego de intereses, creado, los AMERICANOS, “atentos y pendencieros” observando el “dime y diretes” en la Suprema Corte de Justicia dicen: ‘’WATCH OUT’’, al sum sum de la carabela, que ya tiene a su Embajadora en el terreno del juego, juramentada.
El problema no está en los actores de la justicia, se observa desde fuera. El problema está en los sobornos de los brasileños en nuestro país (y en América Latina Y África) y la devolución del dinero, junto a la condena de los culpables, como régimen de consecuencia, en un “penal abreviado”, por economía procesal y escándalo menor, para no poner en riesgo la buena ‘’gobernanza’’, y el “estado de derecho democrático y social”.
Termino con un estribillo: ¡Si tú me tira a mí las cajas, yo te tiro los cajones!
¡En este palo encebado! ¡Fin de la obra!