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Papa llega a Bangladesh en pleno apogeo de crisis rohinya


DACA, Bangladesh.- El papa llegó el jueves a Bangladesh para la segunda parte de su gira de seis días por Asia, con la crisis de los musulmanes rohinya en pleno apogeo.

Francisco aterrizó en la capital bengalí en medio de fuertes medidas de seguridad y con gran expectación. Grandes pancartas con la imagen del pontífice y de la primera ministra del país, Sheikh Hasina, decoraban la capital, Daca, y la catedral de Santa María tenía una iluminación especial para su estancia de tres días en la nación de mayoría musulmana.

La seguridad era una de las grandes preocupaciones luego la desaparición de un cura cristiano en el norte de Bangladesh el martes. La familia del religioso dijo que recibió llamadas telefónicas pidiendo un rescate. La policía señaló que está buscando al hombre, pero no confirmó si se trataba de un secuestro.
El papa llegó a Daca procedente de Myanmar, donde evitó hablar sobre la crisis de la minoría musulmana rohinya por deferencia diplomática hacia sus anfitriones, que consideran que los musulmanes rohinya emigraron ilegalmente desde Bangladesh y no reconocen la existencia de la etnia.
Desde agosto, más de 620.000 rohinya huyeron de Myanmar a los campos de refugiados del vecino Bangladesh. Se espera que este sea uno de los principales asuntos de la visita papal.
El principal periódico en inglés de Bangladesh, The Daily Star, dijo en un editorial que se sentía “ligeramente defraudado” porque Francisco no mencionase específicamente la crisis durante su estancia en Myanmar.
“Seguimos esperanzados de que, dado el legado del papa Francisco de defender a los oprimidos, hablará en contra la actual persecución a los rohinya durante esta importante visita”, agregó el diario.
Francisco no visitará los campos de refugiados, pero el viernes organizará un encuentro interconfesional en los jardines de la residencia del arzobispo de Daca, a la que se espera que asista una pequeña delegación rohinya.
El Vaticano ha defendido el silencio de Francisco, apuntando que el papa quiere “construir puentes” con Myanmar, de nación de mayoría budista.
Pero tanto grupos de derechos humanos como la comunidad rohinya expresaron su decepción porque el papa, defensor de los derechos de los refugiados y de los más marginados del mundo, evitase condenar lo que según Naciones Unidas es una limpieza étnica de manual.
El pontífice adoptó el consejo que le dio la iglesia católica birmana, que le pidió ajustarse a la línea de cautela y no mencionar siquiera la palabra “rohinya” durante su viaje, explicó el portavoz vaticano, Greg Burke.
Desde hace décadas, los rohinya enfrentan persecución y discriminación y se les ha negado la ciudadanía, aunque muchas familias llevan generaciones viviendo en el país. La situación empeoró en agosto, cuando el ejército lanzó lo que calificó de operaciones de limpieza en el estado norteño de Rakhine tras ataques de insurgentes rohinya a posiciones de seguridad birmanas.

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