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Pobreza y hospitalidad en la antiguamente

Por Augusto Álvarez

En los viejos tiempos, cuando los alcaldes pedáneos otorgaban un certifico, nadie cuestionaba su autoridad.

Eran los tiempos de fábulas y creencias agravadas por la baja escolaridad, donde surgieron los perros que solían ser enviados a hacer mandados.

Fue en tal período donde nació el “Jueves Corpus”, justo el día que el buey habló.

Leyendas en cierto modo prohijada en religiones, que la cúpula de ellas dejaron florecer.

¿Saben que en algunos hogares campesinos, si recibían visita, solían darle una cama y ellos dormir en el piso?

De igual modo, repartían la comida, y la «acompaña» o metura que tenían para los hijos, se las quitaban para dársela a la visita.

Si observamos por el retrovisor, nos preguntamos, ¿por qué en el pasado, las niñas no podían comer frutas?

Asimismo, preguntamos ¿por qué durante la Semana Santa, se hizo pensar que el aseo personal, implicaba una especie de desafío a la creencia?

Y una lamentable costumbre que se extinguió en el tiempo, es el intercambio de comida entre vecinos.

¿Que si hay más? Claro, ya sabe qué todo aquel que no es chivo, fácilmente cae en gancho.

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