AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?
En la celebración de mis 60 años de Vida Apostólica y 40 de diaconado, ahora en Santo Domingo, me hice el propósito de visitar algunas iglesias de los hermanos separados, esto no solo por mis visitas en Turquía a los Islámicos en las Mezquitas, sino también por mi convicción de que Dios está en todas partes y mis profundas reflexiones de toda una vida en el seno de la Iglesia Católica.
Siempre lo había hecho con mucha discreción para evitar los chismes y especulaciones de la mentalidad isleña de algunos compatriotas y de algunos hermanos de Iglesia inmisericordes en sus juicios y creencias limitadoras.
En uno de esos momentos escuchaba a un grupo de buenos hermanos, quienes me explicaban las razones de su retirada de la Iglesia Católica, y definitivamente que los únicos responsables de perder feligresía en la Iglesia Católica somos nosotros los ministros, por nuestros malos ejemplos y decepciones causadas a nuestro pueblo.
De todas maneras, no hay la menor duda de que “católico ignorante, futuro protestante”, pero… ¿Quiénes son los responsables de la ignorancia de nuestros feligreses católicos?
En el clero nos hemos pasado la vida celebrando en el altar, impartiendo los sacramentos instituidos por Jesucristo como un medio de salvación, algo básico e importante, pero nadie quiere asumir la responsabilidad de educar, catequizar, instruir, dedicándole tiempo suficiente a nuestros feligreses impartiéndoles cursos bíblicos, enseñándoles el catecismo de la Iglesia, y entrenándoles para defender su fe.
Es más, en las parroquias siempre delegamos estas funciones en los mismos laicos que muchas veces no tienen el carisma y la preparación requerida para esta labor, creamos incluso comunidades y grupos de oración sin la presencia del sacerdote, en manos improvisadas de laicos.
Y ni hablar de nuestros malos ejemplos incluyendo entre nosotros mismos, las rivalidades, celos, envidias, críticas, murmuraciones, y actitudes que dejan mucho que decir frente a los ojos de nuestros seguidores, quienes viven buscando líderes que le inspiren para vivir en la humildad, en la bondad, la paz, el amor al prójimo, el desprendimiento, la transparencia.
Víctor Martínez invita al pueblo de Dios a orar por nuestra Iglesia, para evitar que el demonio entre aprovechándose de la mundanidad espiritual del clero, como lo dijo el Papa Francisco, en un discurso ante el capítulo general de las religiosas del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora.
De todas maneras, a pesar de las incongruencias de mi Iglesia y de los graves pecados yo muero católico, pues es el Espíritu Santo quien la sostiene en los corazones buenos, por tanto hombre alguno jamás podrá destruirla.
Este mensaje ha llegado a todos ustedes gracias al apoyo recibido por nuestro exalumno muy agradecido.
Hasta la próxima.