AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?
Definitivamente que los tiempos cambian, todo va muy rápido, y para las nuevas generaciones seguirle el ritmo al mundo moderno, a la tecnología, a las innovaciones, es simple, pero para algunos de los mayorcitos las cosas son más difíciles, es aquí las quejas de los hijos y nietos cuando tienen que ir a programarle el televisor al abuelo o arreglarle el móvil a mamá.
Lo mas triste de todo este panorama es ver como junto con estos avances tecnológicos se va dando un retroceso espiritual en muchos, incluyendo cambios fundamentales en la escala de valores, sentimientos y formas de ver el mundo.
Víctor Martínez ha sido de los que ha tenido que correr tras la tecnología para no quedarse muy atrás, pero por supuesto nunca al ritmo de las nuevas generaciones, sin embargo, frente a esta realidad tuve que rediseñar mi nuevo estilo de trabajo que por cierto es difícil por su naturaleza, pero de alguna manera tenia que ir tras las nuevas generaciones.
Cuando conseguí mi nuevo empleo en la Empresa de Dios 24/7, me hice muchas interrogantes y he tratado de dejarme conducir por el Padre procurando no equivocarme en mis tomas de decisiones.
Por ejemplo, cuando sentí el llamado de irme al África y visitar algunos países, o a Cuba, Venezuela, Rusia, y algunos lugares de Estados Unidos, donde he sido incluso invitado, para llevar la Palabra envuelta en los más atractivos aderezos sembrando en los corazones de quienes se me cruzaran en el camino, muy convencido de mi nuevo proyecto, pero siempre en oración y esperando el discernimiento de Dios, se presentaron situaciones como respuesta a mis pedidos hechos al Padre.
Las opiniones médicas pesaron mucho y aunque me resistía fueron dos de mis muy queridos amigos, utilizados por el Padre, quienes me enfrentaron con la realidad, la prestigiosa doctora Claudia Almonte, cardióloga, cuyas palabras me llevaron a discernir si Dios me quería corriendo riesgos en lugares del mundo donde era inconcebible que fuera, insistiéndome en que discerniera si era un llamado de Dios o un deseo mío, y el gran amigo Juan Batlle, del mundo de la oftalmología, quien me abrió los ojos después de aprobar mi decisión, al decirme: “yo supongo que tu tienes un buen seguro médico internacional, ¿verdad?, para andar por el mundo corriendo riesgos.
No voy a negar que sentí tristeza, por primera vez valoro mi edad y me vi obligado a reconocer que ya no me pertenezco y que, aunque he conocido la libertad como nunca, pertenezco a una empresa a la cual me es imposible renunciar y cuyo jefe es quien dirige mis pasos.
Aquí estoy de nuevo en Turquía terminando mis siete libros, orando cinco veces al día, por todos ustedes, recibiendo las inspiraciones del Espíritu Santo, para enviar mis Mensajes diarios de Amor y dándole apoyo a todo el que me necesite a través precisamente de las redes.
Gracias a Dios he logrado penetrar ya a 52 países del mundo con mis mensajes de cada mañana, incluyendo esos, seguiré perseverando en llevar la Palabra de Dios por el mundo entero apoyado por nuestra Comunidad de Amor de la Fundación Vidas en Desarrollo.
Este mensaje ha llegado a todos ustedes gracias al apoyo recibido por nuestra hermana Ariam Troncoso.
Hasta la próxima.