AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?
Todos sabemos lo que es un huracán, hemos vivido la experiencia desagradable de refugiarnos en espera de que fuertes vientos y lluvias destruyan nuestro entorno, causándonos a veces hasta la muerte.
Es triste cuando el huracán pasa y salimos a contemplar nuestras casas destruidas, muchas sin techos, vehículos aplastados, calles inundadas, árboles en el suelo y vidas humanas perdidas, sobre todo en lugares en los que las construcciones son más endebles.
Todo queda a oscuras, se nos va la energía y empezamos a vivir un arduo proceso de recuperación, reparando lo perdido, valorando las pérdidas y luchando de nuevo por levantarnos.
Cuando somos previsores y nos preparamos, los daños son menores, pero en ocasiones la naturaleza se impone y sin importar las medidas que hayamos tomado, toca nuestras puertas.
Víctor Martínez ha vivido experiencias terribles en República Dominicana, sin embargo, hoy deseo llevar esta reflexión a nuestra tormenta interna, el peor de los huracanes.
La mayoría de las personas no se preparan para vivir sus huracanes interiores, los cuales de manera inesperada se presentan en nuestras vidas, por ejemplo, cuando perdemos una pareja en quien confiábamos ciegamente, cuando perdemos un ser querido, cuando recibimos la noticia de la cancelación de un trabajo, cuando fracasamos en un negocio, cuando nos enfermamos, cuando alguien nos decepciona, en fin, son innumerables las causas de nuestras tormentas interiores.
Es entonces cuando nos refugiamos, en la soledad, aislándonos y pretendiendo que nos afecte lo menos posible, en el alcohol o cualquier otra actividad dañina para nuestra salud física, mental y espiritual.
No queremos ver nuestro entorno para no enfrentar la realidad de cómo vamos a tener que vivir, o hemos quedado después de la triste experiencia vivida, hemos quedado a oscuras, se nos van las energías, en ocasiones los deseos de vivir, y más aún cuando pudimos evitar tanto dolor si nos hubiésemos preparado.
Nuestra felicidad no debe depender de nada, ni de nadie, y menos de las cosas materiales, pues en un segundo lo podemos perder todo y la vida tiene sus altas y bajas, la única forma de prevenir esos desastres interiores es fortaleciéndonos espiritualmente con la presencia de Dios, quien nunca nos falla, ni nos abandona y nos da las fuerzas para resistir y superar los peores huracanas internos.
No olvidemos que, “DIOS ESTÁ EN TODAS PARTES”, y más aún a nuestro lado en los momentos difíciles, quien nos revela que siempre hay un bien escondido detrás de toda experiencia difícil, que mientras más oscura está la noche más cerca está el amanecer y que no hay mal que por bien no venga.
Nuestras tormentas son necesarias para crecer, madurar, acercarnos más a Dios, hasta para rediseñar un nuevo estilo de vida, valorar lo que tenemos, muchas veces nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde, son aprendizajes de vida necesarios para forjar incluso nuestra felicidad.
Hoy te invito a ser más previsor, preparándote y entendiendo que estos aprendizajes son parte de la vida y que a todos nos tocará un día vivir, permite que Dios viva en tu corazón, aférrate solo a Él.
Nos dice el Señor en Isaías 41:10 “Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. Palabra de Dios.
Este mensaje ha llegado a todos ustedes gracias al apoyo recibido por nuestra hermana Elenier Romero.
Hasta la próxima.