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Qué hacer frente a la soledad

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Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?

La soledad es la carencia voluntaria o involuntaria de compañía, es vivir una especie de aislamiento, retiro, abandono, incomunicación, separación, desamparo, encierro, clausura, destierro.

El sentimiento de soledad es un factor perjudicial para nuestra salud, llegando incluso a generar consecuencias negativas en nuestro bienestar emocional y psicológico, como: tristeza, estrés, falta de motivación, desesperanza, angustia, miedo…

La soledad emocional, es la ausencia de relaciones significativas para la persona. La ausencia de apego, “que proporcione una base segura”. Este tipo de soledad se asocia con sensaciones de vacío y refleja el anhelo de encontrar “otra persona” con la que compartir la vida.

Sin embargo, estar solos nos da el espacio para procesar nuestros pensamientos y sentimientos sin la distracción de otras personas. Esto puede brindarnos un respiro muy necesario de la estimulación constante de nuestra vida diaria, permitiéndonos dar un paso atrás y ganar algo de perspectiva.

Los momentos de soledad nos permiten conectar con nuestros pensamientos de una manera más íntima. En otras palabras, si usamos nuestra privacidad para practicar la identificación personal, podremos entender por qué algunas situaciones nos hacen sentir ciertas emociones; incluso, desde una perspectiva biológica, socializar es agotador, aunque lo disfrutemos; la soledad “nos permite descansar y recuperarnos”, también puede haber necesidades psicológicas que sean más fáciles de satisfacer en soledad, como los sentimientos de libertad y autonomía.

Víctor Martínez piensa que el problema no es la soledad en sí, sino cómo nos manejamos frente a los momentos de soledad, todos hemos pasado por situaciones en las que nos hemos sentido muy solos, algunos no lo han soportado llegando incluso al suicidio, otros lo han superado a medias, pero otros hemos aprendido a vivir con la soledad siendo felices, por encontrarnos con Dios en esos momentos y afianzar más nuestra amistad íntima con Él.

“Señor que descubra mi soledad, para luego colaborar contigo en la salvación del mundo”.

Este mensaje ha llegado a todos ustedes gracias al apoyo recibido por nuestra hermana Heidi Rodríguez.

Hasta la próxima.

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