REFLEXIONES: Bastón, sandalias y humildad
AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola amigos, ¿qué tal? Escucha con atención la lectura del santo evangelio según san Marcos, (6,7-13), de hoy:
“En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto.
Y añadió: «Quédense en la casa donde entren, hasta que se vayan de aquel sitio. Y si un lugar no los recibe ni los escucha, al marcharse sacúdanse el polvo de los pies, para probar su culpa.»
Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.” Palabra del Señor
Elije Jesús a sus apóstoles y los envía no solos, nunca solos, de dos en dos, para que se cuiden y eviten caer en tentaciones, les otorga toda autoridad para luchar contra los males de este mundo, enfrentarse a los espíritus inmundos, y curar a los enfermos, para esto se requiera de mucha pureza espiritual.
La austeridad, humildad y desprendimiento, son básicos, nada de dinero, de pedir diezmo, ni de lujos, ni ropas, sólo un bastón y unas sandalias; un bastón sirve para apoyarse y mantener el equilibrio, es esta una señal clara de que quienes se dedican a predicar la palabra de Dios, además de humildes y desprendidos de lo material, deben ser personas emocionalmente equilibradas y que se apoyen en las cosas de Dios.
Sandalias, porque se hacían del árbol sándalo, un árbol extraordinariamente bello y curioso, que se utiliza para la salud y buen aspecto de la piel, se presenta en aceite esencial puro, cremas, perfumes, jabones, incienso, es un aliado en caso de hongos en las uñas, cicatrices o estrías en la piel, dermatitis, eczemas, irritaciones.
Todo parece ser que el Señor le daba importancia a los pies, los cuales deberían estar saludables para mucho caminar, pero quería que sus apóstoles anduvieran olorosos y bien presentados, pues ser predicador no implica andar desaliñado, ni mal oliente, por el contrario, debe usted presentar una imagen sencilla, que impacte, con un rostro de paz y de amor.
Víctor Martínez piensa que quienes se dediquen a predicar la Palabra de Dios, en sus diferentes estilos, siempre encontraran personas que los van a atacar, rechazar, ignorar, criticar, juzgar, por eso solo resta sacudirlos, como el polvo de los pies y seguir adelante.
Toma tu bastón, enfocándote y suelta todo lo que te distraiga, ponte tus sandalias, para que des pasos firmes, con fe y sin temor, hazte acompañar para que estés protegido frente a las tentaciones y a trabajar por el Reino de los Cielos.
Hasta la próxima.