REFLEXIONES: Mis presidentes dominicanos
AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola amigos, ¿qué tal? Cuando era niño mi presidente era el famoso dictador y tirano Trujillo, con mis pocos conocimientos y madurez y a pesar de la discreción exagerada de mi familia, observaba tensión, lágrimas, sufrimientos, terror, duelo, a mi alrededor, pues los míos fueron, como otros tantos, de los masacrados, torturados y asesinados por estar en contra del régimen.
Al crecer, ya de adolescente, cuando el régimen cayó, escuchaba hablando de Joaquín Balaguer, Rafael Bonnelly, Juan Bosch, el triunvirato, y un sinnúmero de situaciones que llamaban mi atención.
Viví de muchacho la revolución de abril con todo lo traumático que fue para nosotros, hasta tenerme que involucrar, ya con mi derecho al voto, en una realidad política y social, que me concernía.
Entre Joaquín Balaguer, Antonio Guzmán, Jacobo Majluta, Jorge Blanco, Leonel Fernández, Hipólito Mejía y Danilo Medina he tenido que vivir, como buen observador, silencioso y pasivo, decepcionándome cada vez más de la política.
No he podido entender cómo en nombre de Dios, de la Patria y la Libertad, tantos empresarios, políticos, militares, religiosos, gente del pueblo, que de proletarios se convierten en millonarios de la noche a la mañana, toman el nombre de Dios en vano, se burlan del pueblo y siguen como si nada.
Mi condición de educador, psicólogo, militar, y miembro del clero, me han obligado a ser astuto en el manejo de mis emociones encontradas, frente a tantas injusticias y corrupción.
Hoy me toca observar un nuevo presidente, Luis Abinader, hombre honesto, de muy buenas intenciones, de Iglesia, con una hermosa familia, incapaz de hacer lo mal hecho, decidido a cambiar las cosas y devolver las esperanzas y la fe a los dominicanos, y aunque así empiezan todos, yo creo en esta nueva gestión, en su capacidad para controlar y frenar a cualquier desaprensivo que quiera hacer lo incorrecto.
Víctor Martínez seguirá observando, orando y sin juzgar a mis presidentes guardando mis pensamientos y presentándoselos a Dios, para que tenga misericordia del pueblo dominicano y la justicia se imponga algún día.
Hasta la próxima.