REFLEXIONES: No existe la muerte
AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola amigos, ¿qué tal? No es la primera vez que me toca hablar del gran misterio de la muerte, y como si me fuera revelado vivo predicando siempre lo mismo, la muerte no existe.
Hoy el libro de la Sabiduría 1 nos dice que: “Dios no hizo la muerte ni goza destruyendo los vivientes. Todo lo creó para que subsistiera; las criaturas del mundo son saludables: no hay en ellas veneno de muerte, ni el abismo impera en la tierra. Porque la justicia es inmortal. Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo a imagen de su propio ser; pero la muerte entró en el mundo por la envidia del diablo; y los de su partido pasarán por ella”.
Una vez más queda demostrado que, para quienes son del Señor, tienen fe y viven apegados a lo que Dios manda, sin dejarse llevar de las tentaciones del diablo, la muerte no existe. Todo es un asunto de transformación, es un paso de la vida a la vida en otra dimensión en la que gozamos de la presencia de Dios.
El salmo 29, nos lo dice muy claro: “Te ensalzaré, Señor, porque me has librado”, pues cuando el Padre nos saca del abismo, nos libra de la muerte, nos hace revivir en ese tránsito, y lo que es luto, dolor, lo cambia por amor, alegría, danzas, cuando clamamos por su misericordia, al pedirle piedad, socorro y auxilio en nuestra tribulación, Él que es bueno, lento a la cólera y misericordioso, escucha nuestro clamor.
No nos quepa la menor duda, que tal como dice Pablo a los Corintios, solo quienes tienen fe, creen en la Palabra, en el conocimiento, y actúan con cariño y amor al prójimo, siendo generosos con los más pobres e imitando a Jesús, heredarán el Reino de los Cielos.
Víctor Martínez te invita a tocar aunque sea el manto de Jesús, desde lejos, como hizo aquella mujer de fe, en san Marcos 5, sería esa la única forma en la que tú entenderías aquella expresión del Padre “Talitha qumi” (contigo hablo, levántate), despertando a aquella niña, que mientras todos lloraban por su partida, creyendo que había muerto, una vez más Él nos da un testimonio de que la muerte no existe, quedamos solo dormidos para ser transformados y pasar a mejor vida.
No lloremos tanto por quienes se nos han ido, tengamos fe, soltémoslos y preocupémonos por los vivos y nuestras acciones.
Hasta la próxima.
