Agua, aceite, sal, incienso y luz
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REFLEXIONES…
Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?
Agua, aceite, sal, incienso y luz, nuestro título de hoy parecería como si fuéramos a bautizar a alguien o a ejecutar algún ritual religioso.
Pero no, Víctor Martínez ha querido brindar a ustedes informaciones acerca de algunos elementos que han sido utilizados a través de la historia de la humanidad, en todas las religiones y creencias, para la purificación.
Hoy hablaremos de la sal. Siempre hemos sabido que la sal protege contra las malas energías. A la hora de hablar del poder de la sal, es imposible no remontarse a antiguos hábitos. Se considera, por ejemplo, que los católicos ponían una pizca en el agua bendita a partir de la creencia pagana de que ésta alejaba a los demonios.
Así, a lo largo de la historia, para el esoterismo la sal se ha convertido en un elemento esencial e imprescindible para despejar las malas energías tanto de las personas como de los lugares en los que nos movemos. Es que se cree que es una buena conductora de la energía positiva, lo que permite atraer las buenas ondas y favorece el rechazo de todo lo negativo.
Dentro de la liturgia católica la sal se considera símbolo de pureza, de ahí que, en la ceremonia bautismal, el bautizado recibía unos granos de ese mineral para asegurar su alegórica purificación.
En la Biblia, la sal es un medio simbólico de unión entre Dios y su pueblo (Levítico, 2, 13) y Elíseo purifica una fuente echando sal en ella (II Libro de los Reyes, 2, 19). En el sermón de la montaña Jesús llama a sus discípulos la sal de la tierra (San Mateo, 5, 13) y el padre de la iglesia Jerónimo llama a Cristo la sal redentora que penetra en el cielo y en la tierra.
Una de las características principales, asociadas a la sal, en el pensamiento popular es la de su ofrecimiento como signo de amistad. El origen de dicho significado está relacionado con una de sus propiedades: su estabilidad. A causa de esta propiedad, la sal era considerada como emblema de perennidad y permanencia, y de eternidad e inmortalidad; en la Edad Media se pensó que por esta razón el diablo detesta la sal.
Es apropiado por tanto hacer uso de la sal para darse de vez en cuando un buen baño que purificará tu cuerpo y lo protegerá de las malas energías, de la misma manera que se protegen los alimentos con sal, principalmente la carne. Tener un envase de agua con algunos granos de sal, en algún lugar de la casa, encender una vela rodeada de sal, por ejemplo, son rituales que te ayudaran a mantener las buenas vibraciones del hogar y alejar la envidia de quienes te quieren poco, el mal y todo lo que pueda contaminar el ambiente.
No son inventos, ni supersticiones, ni actitudes de ignorantes, son recomendaciones válidas que tienen sus fundamentos bíblicos, religiosos, esotéricos.
Si quieres lo toma y si no lo dejas, mañana continuaremos con el agua, el incienso, la luz y todo lo que te pueda allanar los caminos hacia el Padre.
Este mensaje ha llegado a todos ustedes como cortesía de Punto Creativo.
Hasta la próxima.