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Retos de seguir al Padre

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Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?

Cuando hablamos de seguir al Padre nos enmarcamos en aquellas escenas del Evangelio en la que veíamos a los seguidores de Jesús, a sus apóstoles, con aquel desprendimiento, lealtad, dedicación y entrega ayudando al prójimo y acompañando a su Padre en la transformación del mundo, sin importar carencias ni sufrimientos.

Hoy, las cosas son muy diferentes, queremos seguir al Padre, pero con nuestras condiciones, sin sacrificar nuestras comodidades, sin desprendimiento y queriendo vivir entre, muchas veces, el pecado y la gracia, apelando a la misericordia de Dios.

Seguir al Padre es un gran reto, pues es tanto lo que tenemos que caminar y batallar en este nuevo mundo moderno, que solo podemos lograrlo si practicamos el desprendimiento, pues hay que aligerar la mochila para poder caminar junto a Él.

Y cuando hablo de desprendimiento me refiero a renunciar al odio, a la falta de perdón, a la envidia, a la pereza, a la soberbia, la avaricia, la lujuria, la ira, la gula, es hacerse el propósito firme de no cargar con pensamientos, sentimientos, emociones, acciones, que más que favorecernos lo que hacen es dañarnos, enfermarnos, alejarnos del mismo Dios y por tanto dejarnos inmersos en la mediocridad.

Seguir al Padre es soportar las críticas de quienes con premeditación y alevosía te juzgan, te niegan su apoyo, te critican y se unen a las fuerzas del mal para querer destruir tu misión de ayudar al Padre en la salvación del mundo.

Víctor Martínez está convencido de que la humildad y el perdón son herramientas indispensables en la vida de quienes deciden seguir de verdad al Padre, hoy comprendo a Lucas 6:29 “Si alguien te da una bofetada en una mejilla, ofrécele también la otra mejilla.”

Te invito a hacer esta oración junto a mí: “Gracias Padre por tu misericordia, por tu amor, por brindarme la oportunidad de conocerte y caminar junto a ti, ayúdame a ser cada día más santo, más humilde, más desprendido, para poderte glorificar. Amén.

Este mensaje ha llegado a todos ustedes gracias al apoyo recibido por nuestra hermana Rosalía Echeverría.

Hasta la próxima.

 

 

 

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