Se nos fue Simón Díaz
Por Tomás Aquino G
Ha muerto un gran amigo, un hermano, un grande entre los grandes.
El periodista Simón Díaz, general retirado y ex director de Comunicaciones y Relaciones Públicas de la Policía Nacional, se nos ha ido. Ha muerto. Ha partido a su descanso externo. Ha dejado de sufrir. Dios puso fin a su agonía.
Se nos ha ido un gran periodista, un gran amigo, un padre ejemplar y un hombre sin debilidades, siempre exigente, pero sobre todo, solidario.
Su nombre y sus obras en beneficio de la sociedad y de la Patria, serán siempre recordados.
Su gesto, su solidaridad y su amistad, es algo inolvidable.
Además de periodista, fue locutor, y a pesar de llevar el uniforme policial, siempre fue gremialista, miembro y dirigente del Colegio Dominicano de Periodistas (CDP) y del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa, un gran defensor de su clase.
Simón, siempre tuvo una sola cara, y enfrentaba a sus adversarios de frente, con dignidad y sin golpes bajos.
Simón Díaz siempre supo lidiar entre el uniforme y ser un comunicador ejemplar, supo respetar a sus compañeros, sin dejar de cumplir con su tarea de servir a la Patria y a su institución.
Respetado por sus amigos y adorado por su familia. Ese fue Simón Antonio Díaz.
Siempre jovial, plebe de boca, pero con un corazón repleto de bondad.
En Yaguate, su pueblo, allá en la sureña provincia de San Cristóbal, lloran su partida. El país, sin lugar a dudas, ha perdido un gran ser humano.
Durante mucho tiempo, Simón estuvo aislado, luchando por la vida, en manos de médicos. Pero, finalmente, Simón se nos ha ido. Eso sí, siempre estará dentro de nuestro corazón.
Jamás olvidaremos a Simón Díaz, de Radio Mil Informando. En todos los sucesos, ahí estuvo Simón Díaz. Del Periódico Hoy.
Desde la acera del frente, la Policía, Simón siempre estuvo pendiente de su clase, defendía a sus colegas, aunque no tuvieran razón y no permitía que fueran maltratados.
Recordamos con orgullo cuando Simón decía: “Sólo yo puedo enfrentar a los periodistas”.
¿Qué podemos decir? Simplemente, reiterar una y mil veces, que fue un gran amigo, compañero y solidario. Y como padre, siempre estuvo pendiente de sus hijos.
Ahora, sólo nos queda expresar nuestra solidaridad a su familia y pedir al altísimo, acogerlo en su santo seno, en su morada final y concederle la paz externa.
¡Descansa en paz, Simón!