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Semana Santa y la perdición de la gente

Mientras se determina si entre las que se encuentran a favor o en contra de las tres causales, nunca se han practicado un aborto, ignoremos la hipocresía y veamos la Semana Mayor

La playa es un lugar especial para cooperar con el COVID-19, y más cuando no se respeta el protocolo sanitario, consistente en mantener el distanciamiento, el uso de la mascarilla o el aseo de las manos.

Las gráficas de multitudes que se observan en playas, o en cualquier balneario, muestran una especie de desprecio de los vacacionistas por la vida. ¿Pensaran en regresar a la casa libre de coronavirus? Si salieron a su encuentro, entonces no hay de que lamentarse.

Quienes se divertirán en playas y riachuelos, deben recordar que dejaron parientes en casa. Madre e hijos esperan el regreso.

Se dice que estarán en servicio de prevención más de 45 mil agentes, coordinados por el Centro de Operaciones de Emergencias (COE), exponiendo su vida para salvar la de quienes la desprecian, al no quedarse en casa.

Para proteger la vida, lo ideal sería establecer puntos de chequeo en las vías, bloquear las entradas a playas para evitar acceso a ellas, y que las autoridades sepan, que en los vehículos llevan parte de su perdición: la bebida.

Al final, recordemos que el que por su gusto muere, la muerte le sabe a gloria. Un consejo, quédate en casa.

 

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