Tres respuestas al militarismo golpista
La sentencia del asesinado presidente Salvador Allende, antes de su último suspiro, ahora es, sin lugar a dudas, que se está reflejando en la realidad chilena.
En una área semidestruida de La Moneda, y bordeando la frontera de la muerte, Salvador Allende gritó: «Mucho más temprano que tarde se abrirán las alamedas».
Y así acaba de proclamarlo el electo presidente chileno Gabriel Boric, quien aplastó en las urnas a una extrema derecha que intentó revivir las negras noches del terror que instaló Augusto Pinochet, el 11 de septiembre de 1973.
Bolivia después de Hugo Banzer
El mandatario de Bolivia, general Hugo Banzer Suarez, en cierto modo, se convirtió en favorito de los Estados Unidos, tras perseguir y eliminar en la sierra boliviana al doctor Ernesto -Che- Guevara, el 8 de octubre de 1973.
¿Qué llegó después a esa nación? Evo Morales, con quien se inició la transformación del pueblo boliviano, donde la eliminación del analfabestismo y la enseñanza del Quechua como segundo idioma constituyó un paso de avance en la población.
Honduras y Xiomara Castro
Los vientos libertarios llegaron también a Honduras, al derrotar a un presidente con respaldo de militares, que ya antes sacaron del poder a Manuel Zelaya Rosales.
Como se observa, lentamente, el militarismo va quedando como experiencia trágica en los pueblos que están rompiendo con un pasado de oprobio.
Perú rompe con el fujimorismo
La clara victoria de Pedro Castillo, en Perú, clarifica más la decisión de naciones del área de no seguir bajo los dominios del águila del norte.