Ucrania, dividida, destruida e hipotecada
Las alarmas rojas advirtiendo a la población capitalina de un peligro que se ve muy, muy cercano, ha sembrado el temor en Europa.
¿Es Vladimir Putin un mensajero de la destrucción?
Varias naciones temerosas de represalias de Estados Unidos y de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) han, prácticamente, adquiridos el derecho de Ucrania, dándole préstamos que hacen de esa nación una república secuestrada, pues ni siquiera los niños que aún están en los vientres podrán hacer frente al endeudamiento.
Mientras en la capital de Ucrania exista un ciudadano dispuesto a ensenar su patria, ahí estará el comerciante dispuesto a hacer negocios.
En las grandes naciones ya han hechos los cálculos, sin tomar en cuenta, opiniones adversas, tales como la rusa, China y otras que ya han saboreado la medicina que occidentales están dando a la administración de Volodimir Zelenski.
Es innegable, tambores de guerras se escuchan más allá de las fronteras de Ucrania, y eso produce temor colectivo.
Nadie desea la guerra, y la humanidad está brindando por la paz, pues las naciones pelean para generar paz.
Incluso, los países que a distancia fueron espectadores en conflictos mundiales pasados, rechazan las guerras.