AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?
Una vez más veremos hoy cómo la misericordia de Dios se hace siempre presente en nuestras vidas y cómo la salvación es para todos. Para esto es necesario arrancar del corazón toda sombra de pecado y vivir conscientes de que el Reino de Dios está próximo.
Dando gracias a Dios por su Palabra, nos disponemos a acoger el mensaje que en ella
se contiene y que nos enseña a vivir cada día como discípulos de Jesús.
Son estas las razones por las que tenemos que aprender a comportarnos ante la acción del Espíritu Santo, sin intentar monopolizarlo ni considerarlo como un privilegio propio.
Esto es visible en el libro de los Números 11, al ver como el Señor pasa a los setenta ancianos el Espíritu quienes se pusieron de inmediato a profetizar.
Da pena que no siempre respondamos bien al Señor pues su voluntad hacia nosotros es pura y estable y sus mandatos son rectos, pero alegran el corazón, tal como nos lo dice el salmo 18.
Una vez más en Santiago 5, habla el Señor contra los ricos que lo único que quieren es acumular riquezas de manera indebida, señalándoles que llorarán y se lamentarán por las desgracias que les tocarán, por haber estado acumulando riquezas y siendo indiferentes a los demás, viviendo con lujos, entregados al placer.
Es entonces cuando de una manera radical el Señor en Marcos 9, establece las condiciones para entrar en su Reino:
“Si tu mano te hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al infierno, al fuego que no se apaga. Y, si tu pie te hace caer, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies al infierno. Y, si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga”. Palabra del Señor.
Víctor Martínez sabe que todos somos pecadores, débiles y que nos da trabajo renunciar a los placeres, los cuales generalmente se alcanzan con el dinero, pero el Padre quiere que renunciemos a esa vida, garantizándonos la alegría de nuestro corazón y la felicidad en nuestras vidas.
Este mensaje ha llegado a todos ustedes gracias al apoyo recibido por nuestra hermana Matilde Farach.
Hasta la próxima.