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Así eres

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REFLEXIONES…

Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?

Era una de esas mañanas frías en las que Víctor Martínez se encontraba inmerso en el silencio en oración profunda, en medio de un desierto poblado de estas tierras benditas, me cuestionaba, me revisaba, como lo hago con frecuencia, observaba desde dentro mi comportamiento exterior y le preguntaba al Padre por qué no todo lo hice bien, cuántas cosas hubiésemos dejado de hacer si el tiempo regresara. Si bien es cierto que mi ego me lleva a reconocer mi liderazgo, mi empatía, mi espíritu de entrega y ayuda a los demás, no es menos cierto que en momentos como estos surgen los defectos, las debilidades, las mediocridades, que te cuestionan y te hacen sentir pequeño, olvidando tus virtudes. Es entonces cuando más cerca nos sentimos de Dios.

Me interrumpió un mensaje que me hizo llorar, de mi hermana Carmen María Mejía, ella me decía: “así eres”, me asusté y me apresuré a escucharlo, el cual comparto con ustedes:

“La empatía tiene una chispa indescriptible. Dicen por ahí, que la persona que lleva la empatía en el alma es como esa pequeña luciérnaga, que va por el camino, compartiendo su luz. Parece que tuviera el poder de entrar suavemente en el corazón del otro, repartiendo la grandeza que conduce su existencia. Anda por ahí y por aquí, escuchando sin prisas, mirando con amor y sintiendo todo en su propia piel. Conoce de ser dulce con quien lo necesita e incluso sabe mostrarse fuerte en el momento exacto. Esas pequeñas luciérnagas actúan con sutileza porque su mayor temor es herir a quien ya está herido. Quien lleva ese brillo sanador en el alma, comprende y va por la vida, desatando nudos, ofreciendo su hombro, secando lágrimas.

Quien va vestido de empatía recorre caminos escuchando miradas, leyendo silencios, desinfectando heridas, y va empujando al que ya no puede, para que vuelva a comenzar, su fuerza es bondad. Autora: Marcela J. Villalón.”

Era la media noche en mi país y la madrugada aquí, Carmen debería estar durmiendo, pero como Dios se las ingenia para hablarnos de alguna forma y yo sé escucharlo, era este el momento y la persona que Él había elegido, para responder a mis pensamientos, a mis oraciones y a mis sentimientos.

A Víctor Martínez no le queda más que darte gracias, mi Dios por tu delicadeza para conmigo, y pedirte que me hagas cada día más humilde, más sencillo, más digno de ti, perdóname una vez más y permite que mis dones y carismas recibidos por el Espíritu Santo estén siempre a la disposición de todo los que lo necesiten. Amén

Gracias Carmen María, gracias, Marcela, gracias, Dios mío, bendito y alabado, seas por siempre.

Este mensaje ha llegado a todos ustedes como cortesía de Punto Creativo.

Hasta la próxima.

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