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Cómo hablar con Dios

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REFLEXIONES…

 

 

Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadasim, ¿nasilsin?

Me preguntaba un joven en estos días que cómo el podía hablar con Dios, y le respondí, ¡oh! muy fácil.

Lo primero es que tienes que limpiar los canales de comunicación, estar libre de pecado, tener un corazón limpio, puro, sin rencores, ni odios, Dios te va a escuchar como quiera, aunque estés lleno de pecados, pero si tú no te liberas de todas esas fuerzas del mal, tu no lo vas a escuchar a Él.

Luego háblale como si fuera tu mejor amigo, sin palabras rebuscadas, sin engaños, para esto debes estar en un lugar tranquilo, apartado, en tu habitación, por ejemplo, en la Iglesia, y hasta en el camino entre la gente, siempre y cuando mantengas tu mente sin ruidos, ni distracciones, centrada en Él.

Disponte a escucharlo, Él está en todas partes, a tu lado, un libro que te cae en la mano, un mensaje que escuchas en la radio, la letra de una canción, el saludo amable o la sonrisa de un ser humano, una escena que viste que te conmovió, algo que te llegó por las redes, una corazonada, un pensamiento adecuado, son innumerables las formas como Dios te va a responder, pero tienes que estar receptivo, atento y con capacidad de discernir entre lo que viene de Él y lo que no.

Víctor Martinez acostumbra a relajarse, meditar, orar, y pedirle que me hable a través de Su Palabra, la leo con fe y seguridad de que siempre encontraré respuesta, ahora he incluido el Corán que me fue regalado por un hermano, cuántas bellezas recibo a diario en mi vida, cuánta sabiduría, cuántas señales, cuánto amor.

No se imaginan lo que es tener un diálogo abierto y sincero con Dios, lloras, te regocijas, sientes consuelo, se alegra tu corazón y terminas siempre sintiéndote tan feliz, con tanta paz y tan lleno de amor, que te das cuenta de que Dios ha estado contigo.

Anda, atrévete, habla con Dios, pídele en este momento, Señor no soy digno de que entres en mi casa, pero una sola palabra tuya, bastará para sanarme, te abro hoy mi corazón, habla Señor que tu siervo escucha.

Hasta la próxima.

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