Cristina escapó al método tradicional
Según la tradición, los asesinos de personalidades están al acecho de que ellas se expongan y se aíslen de su coraza de protección.
Observemos algunos ejemplos que, a propósito de Cristina Fernández, segunda al mando de Argentina, la seguridad suele ignorar, y también ella.
Al presidente John F. Kennedy lo cazaron y dieron muerte mientras se desplazaba en su auto, en noviembre de 1963.
Los implicados en el magnicidio son de conocimiento general, en especial para quienes escriben la historia.
Los cazadores prefieren a sus presas fuera de sus madrigueras, en tanto que los profesionales del crimen suelen ocultarse entre las multitudes, en la sombras o donde su selecto cerebro entienda.
En esa misma línea conductual se produjo el intento de asesinato contra Ronald Reagan, en marzo de 1981, cuando se preparaba a dar una conferencia. Apenas tenía 70 días ejerciendo la presidencia de Estados Unidos.
¿Se debe mirar hacia atrás para consultar la historia?
El 30 de mayo de 1961, un selecto equipo de hombres, cazaron al dictador Rafael L. Trujillo, mientras se desplazaba por la avenida George Washington, intentando llegar a su natal San Cristóbal.
Terminar con un asesino como Trujillo, dentro de los muros del Palacio Nacional no habría sido posible, de ahí que cazarlo en la vía fue la gran solución.
La lección histórica es clara, no importa un gran resguardo o protección, los asesinos, (que podrían ser patriotas armados) también de paciencia esperan.