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Dios, los pobres y los humildes

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REFLEXIONES…

 

 

 

 

 

Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?

La opción preferencial de Dios por el pobre y el humilde, resalta en nuestra reflexión de hoy, a través de sus diversos profetas nos lo dejó bien claro, desde Sofonías en el siglo VII A.C. hasta la llegada de Jesús quien, en aquel famoso sermón de la montaña, deja bien explícito la intención de su Padre.
Incluso el salmo 145 habla de la protección de Dios a los más débiles y desprotegidos del mundo: los oprimidos, los hambrientos, los cautivos, los ciegos, los que se doblan, los peregrinos, los justos, los huérfanos y viudas. Mientras que «trastorna el camino de los malvados». Salmo que nos expresa: “Dichosos los pobres en el espíritu porque de ellos es el reino de los cielos.”

Es el sermón de la montaña, el primero de los grandes «discursos» de Jesús el que nos trae san Mateo 5, llamado «la carta magna del cristianismo», la lista de las bienaventuranzas, una de las más conocidas del evangelio, resumen catequético de muchos momentos de enseñanza de Jesús, el que vamos a ver a continuación:

“Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos ustedes cuando les insulten y les persigan y les calumnien de cualquier modo por mi causa. Esten alegres y contentos, porque su recompensa será grande en el cielo”.

Víctor Martínez te exhorta a tener un corazón limpio, lleno de amor, a sonreír a todo el mundo, a saludar con afecto, a extender tu mano amiga a quien la necesite, a poner una mano en el bolsillo y otra en tu corazón para ser más caritativo, más desprendido y dar tu limosna para glorificar a Dios.

Este mensaje ha llegado a todos ustedes gracias a la Fundación Farach.

Hasta la próxima.

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