Discusiones que se evitan
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REFLEXIONES
Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba arkadasim ¿nasilsin?
Con frecuencia recibo llamadas de algunos padres, quienes, en medio de una discusión con sus hijos, buscan mi aprobación u orientación, acerca de cómo manejarse e incluso salir ganando.
Aprendí desde muy pequeño que la mejor manera de ganar una discusión es evitándola y que si es inevitable tenerla, es mejor perderla, pues así ganamos más.
Para esto hay que doblegar el orgullo, ser muy humilde y sabio, para entender que al final, perdiendo, es como más ganamos.
Cuando se trata de un adolescente, hijo, alumno, con mayor razón, temas cómo la existencia de Dios, las prácticas religiosas, la identidad sexual, las creencias modernas, los matrimonios gays, el aborto, entre otros, deben ser tratados con pinzas, con sabiduría divina, y muchas veces prefiero darles la razón, para satisfacer su mente, pero dejar alguna huella en su corazón.
Víctor Martínez les expresa: “Te lo dejo de tarea”, y pongo en sus manos mi enunciado, creencia, teoría, para que, en su momento, desde la razón, cale en su corazón.
Padres, no agranden la brecha de su relación con los hijos, por una discusión, somos de generaciones diferentes, pensamientos diferentes, vivencias muy diferentes, y aunque tenemos el deber de educarlos y orientarlos, siempre hay que buscar la forma más inteligente.
Si desde pequeñitos no les inculcaste a tus hijos los valores y principios cristianos, si no los llevaste a la Iglesia, si no oraron en familia, si no los educaste con amor, si no les diste el suficiente tiempo, si no jugaste con ellos, si no conversabas de temas profundos, si tu comportamiento no fue el idóneo, si crecieron con miedo hacia ti, posiblemente ya sea muy tarde, perdiste el partido.
Solo te queda orar, orar y orar por tus hijos para que Dios toque sus corazones, el día que ellos, viviendo sus propias experiencias, toquen fondo, entonces expresarán: “Mis padres tenían razón”.
Dios bendiga todos sus hogares.
Hasta la próxima.