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El cuentaso de la Resurrección

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Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?

Nunca olvidaré a alguien que una vez me dijo: “Don Víctor Martínez, ¿y usted cree en ese cuentaso de la Resurrección?”

Pues sí, Jesús resucitó hace dos mil años, y sigue vivo entre nosotros: Laureano Benítez es un investigador español que se ha dedicado en los últimos años a estudiar todo lo relacionado con la muerte y con la resurrección de Cristo. En sus libros aporta datos que prueban lo sucedido durante la Pasión y la Resurrección del Señor.

La Resurrección es un hecho real respaldado por datos históricos y científicos, tal como lo afirma, Benítez, quien además de aportar pruebas que desmienten las teorías descabelladas acerca del final de la vida terrena de Jesús, de que no murió en la Cruz, y que su tumba está en Cachemira, Laureano Benítez ofrece cuatro evidencias que demuestran la resurrección como un hecho cierto.

La primera de ellas es el sepulcro vacío. Los mismos evangelios afirman que los judíos difundieron el rumor de que sus discípulos habían robado el cuerpo, lo cual evidencia de manera clara que el sepulcro estaba vacío y que este hecho estaba aceptado por todos, no lo negaba nadie, señala.

Además, de la Sábana Santa. Algo le pasó al cadáver para que recibiera la impresión que muestra. Ahí hay una radiación extraña que se puede asociar con la resurrección. Y, además, que la resurrección fue la de Jesús, no la de otra persona, al cotejar los datos que dan los evangelios sobre la pasión con las heridas que aparecen en el lienzo.

Junto a ello, tenemos el cambio experimentado por los Apóstoles, un grupo de tímidos, temerosos, que de repente se lanzan a comunicar al mundo la buena noticia de Jesús, hasta el punto de dar su vida. Algo muy fuerte les tuvo que pasar para que actuaran así.

Por último, hay que añadir el triunfo de la Iglesia, que después de 2.000 años sigue aquí, señal de que hay una energía viviente dentro de ella, un ser viviente que le da impulso, a pesar de los pecados y faltas cometidas por el clero y sus fieles, pues es la fuerza del Espíritu Santo, la que la sostiene.

Todas las evidencias muestran que Jesús resucitó, y además sigue vivo, entre nosotros. Tantos mártires de ayer y de hoy lo prueban también. Jesús está vivo, y sigue con nosotros hasta el fin del mundo, una fuerza que vive dentro de cada uno por la gracia, una persona que lucha en nosotros contra las dificultades, contra el pecado. No es algo del pasado, es Alguien que vive con nosotros hoy.

Ese hecho es un misterio de fe, es el centro de la vida cristiana. No es un cuento, es una realidad, no es un mito que solo tiene una relación simbólica con la existencia humana, la resurrección de Jesús no fue una vuelta a su anterior existencia humana, como había sucedido con Lázaro que, resucitado por Jesucristo, volvió a la vida y después moriría definitivamente. Jesús resucitó con su cuerpo, pero a una vida no ya de este mundo, sino en Dios. Así realizó en él lo que sucederá al final del tiempo a todos los hombres.

Por la Resurrección de Cristo, el cristiano solo puede mirar a la vida y a la muerte con optimismo y esperanza. Todos estamos llamados a unirnos a la Victoria de Cristo sobre la muerte y el pecado. Su resurrección subraya un aspecto clave de la fe cristiana que consiste en tomar en serio la encarnación. Cristo no es una idea o prototipo espiritual que sirve de inspiración para las diversas experiencias humanas, Cristo es el mismo Dios vivo en tu corazón a través de la acción del Espíritu Santo.

Dichosos quienes han vivido el gozo de la Resurrección en su corazón.

Este mensaje ha llegado a todos ustedes como cortesía de la Fundación Vidas en Desarrollo.

Hasta la próxima.

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