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Juventud, divino tesoro

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REFLEXIONES…

 

 

Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?

“El poema “Canción de otoño en primavera” es uno de los poemas más famosos del célebre poeta Rubén Darío. En él, con un tono general de añoranza, se refiere al tema de la pérdida de la juventud y el sentimiento de melancolía que produce.

El poema fue publicado en el poemario Cantos de vida y esperanza, uno de los mejores libros del autor, una de las obras más logradas del modernismo hispanoamericano.

El modernismo, corriente literaria de la cual Rubén Darío fue su más destacado cultor, se propuso renovar la literatura en lengua española, y se caracterizó por su perfección formal, un lenguaje preciosista, el empleo de imágenes de gran belleza y el gusto por lo exótico, entre otras cosas.

“Canción de otoño en primavera” es un poema que habla sobre la juventud perdida, sobre las ilusiones y el paso del tiempo.

Es un poema donde la voz poética, desde una edad ya madura, se mueve entre la añoranza del pasado y los viejos amores, y el desencanto ante la vida, que entra en el duro ocaso de la vejez, dejando atrás la juventud.

El propio título recoge dos metáforas muy claras al respecto: la del otoño como ocaso de la vida, como llegada de la vejez, y la de la primavera como juventud, verdor y lozanía de la vida.

Una de las cosas por las cuales el poema es más conocido, es por su famoso estribillo, que se repite varias veces, otorgándole gran musicalidad: “Juventud, divino tesoro, / ¡ya te vas para no volver!/ Cuando quiero llorar, no lloro…/ y a veces lloro sin querer”.

Víctor Martínez ha querido comentarles a los jóvenes este poema hoy, para que recuerden que el tiempo pasa, que la juventud se va, y que el presente hay que vivirlo y aprovecharlo en su plenitud, no dejen para mañana, lo que pueden hacer hoy y actúen siempre conforme a lo que Dios manda.

A los mayorcitos, que recuerden que la juventud se conserva en el alma y que, aunque los años pasen y la vejez llegue, usted no puede cerrar su corazón al amor, enamórese, aunque sea de la vida, pero viva su tiempo sintiéndose feliz y dando gracias a Dios por los años vividos.

Hasta la próxima.

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