AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?
Es María, la Madre de Dios, la elegida entre todas las mujeres para estremecer el planeta tierra, aplastando el mal y siendo intercesora ante su Hijo de nuestras necesidades.
Ella, sin importar la advocación, hoy Mercedes, es la misma que ha jugado un papel muy importante en la vida de todos los hombres, en todos los confines de la tierra, siendo reconocida en todas las razas, religiones, iglesias, creencias, culturas.
Es nuestra religión católica quien la acoge con más amor, con más fe, con una convicción sagrada y seguros del papel que ha venido María a desempeñar en favor de la humanidad, sin embargo, considero que somos nosotros los católicos quienes más la hemos ofendido, con nuestras mediocridades en el seno del clero, con nuestros pecados en el mundo, con nuestro falso y equivocado fanatismo al ubicarla incluso por encima de Nuestro Señor.
Sí, es ella la Madre de Dios, y todo hijo a quien le enaltecen, cuidan, miman, y adoran a su madre se siente feliz, pero no podemos perder de vista, que por encima de Dios no puede haber nadie, ni nada, y por decir que a Jesús se llega por María, es por lo que no debemos olvidar que es el Padre el camino, la verdad y la vida, y que su Madre nos acompaña en el camino para llegar a Él.
He afianzado mi fe en Dios como nunca, mientras más estudio y conozco otras creencias, más firme es mi fe, conocí acerca de la Virgen María en estos dos años, más que en los 70 de vida, y esto por descubrir cómo en el Corán la mencionan 34 veces.
Aprendí y pude comprobar que es la Madre del Salvador quien, con su protección y amparo, nos consuela y protege cada día ante las dificultades y nos sirve de canal muy efectivo para comunicarnos con su Hijo Amado.
Aprendí a conocer parte de la cultura en la que nació, creció y se desarrolló María, en Palestina, sus antiguos habitantes parecen vivir aún: llevan casi los mismos trajes, hablan un lenguaje poco diverso del antiguo, tienen los mismos modismos en su lengua, el mismo tono, los mismos hábitos, las mismas costumbres.
La Virgen María sufrió muchas penas y dolores. Simeón le anuncia que ¨»una espada traspasaría su corazón» (Lc 2, 35). Y los cuatro evangelistas nos narran acontecimientos que no podían menos de causar un profundo dolor en María. Ella me enseñó, que, llorar no es imperfección cuando el motivo del llanto es santo. Llorar no es efecto de debilidad, sino de fina sensibilidad. Llorar a impulsos del amor divino es un don de Dios, don que solo a grandes almas se concede.
Víctor Martínez tiene innumerables testimonios de la presencia de María en su vida y tiene muy claro su papel sagrado frente a nosotros, pero ha querido recordarles que fue el mismo Dios quien la eligió para ponerla al servicio de la humanidad.
Bendita Tú entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Este mensaje ha llegado a todos ustedes gracias al apoyo recibido por nuestro hermano Ramón Núñez.
Hasta la próxima.