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Mensaje para los predicadores

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REFLEXIONES

 

 

 

Hola, amigos, ¿qué tal? Víctor Martínez desea dirigir su mensaje de hoy a todos los que nos dedicamos a predicar la Palabra de Dios. Para esto, vamos a revisar el Evangelio de san Lucas 10:

“Después de esto, designó el Señor a otros 72, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir. Y les dijo: «La mies es mucha, y los obreros pocos. Rueguen, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Vayan; miren que los envío como corderos en medio de lobos. No lleven bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saluden a nadie en el camino. En la casa en que entren, digan primero: «Paz a esta casa.»

Y si hubiere allí un hijo de paz, su paz reposará sobre él; si no, se volverá a ustedes. Permanezcan en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayan de casa en casa. En la ciudad en que entren y les reciban, coman lo que les pongan; curen los enfermos que haya en ella, y díganles: «El Reino de Dios está cerca de ustedes.»1

En la ciudad en que entren y no les reciban, salgan a sus plazas y digan: «Hasta el polvo de su ciudad que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos. Pero sepan, con todo, que el Reino de Dios está cerca.» Les digo que en aquel Día habrá menos rigor para Sodoma que para aquella ciudad.

Regresaron los 72 alegres, diciendo: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre.» El les dijo: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Miren, les he dado el poder de pisar sobre serpientes y escorpiones, y sobre todo poder del enemigo, y nada les podrá hacer daño; pero no se alegren de que los espíritus se les sometan; alégrense de que sus nombres estén escritos en los cielos.” Palabra de Dios.

Resumen importante: Ha trabajar por el Reino. Nos envía a luchar con los lobos que nos querrán devorar. Andar sin lujos, con sencillez. Desear la paz a todo el mundo. Comer y beber lo que nos den. Curar enfermos. Anunciar el Reino. Si alguien nos rechaza, abandonarlos a su suerte, no perder el tiempo, sacudirse los pies. Por último, someter a los demonios, a los que tenemos dentro y los de afuera, al pecado, no dejarnos vencer por el mal.

Dios nos fortalezca para cumplir con dignidad nuestra misión.

Hasta la próxima.

 

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