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Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?

Es este uno de los tantos mensajes que le llegan por las redes a Víctor Martinez, lo comparto.

“Cuenta que el doctor Mark era un oncólogo famoso, un día voló a una importante conferencia en otra ciudad donde iba a recibir un reconocimiento, una hora después del despegue hubo un aterrizaje de emergencia en un aeropuerto cercano a donde iba, el médico decidió alquilar un auto y se dirigió a la conferencia, poco después de su partida el clima empeoró y comenzó una violenta tormenta, debido a la fuerte lluvia internet desapareció en el navegador, giró en la dirección equivocada y se perdió.

Dos horas después conduciendo se dio cuenta de que se había perdido, se sentía hambriento y cansado por lo que decidió buscar un lugar para quedarse, finalmente se encontró con una pequeña casa, desesperado salió del coche y llamó a la puerta, una mujer abrió, él le explicó y le pidió si podía usar su teléfono, la mujer le dijo que no tenía teléfono aquí en el medio de la nada, no había ni siquiera electricidad, pero que podía entrar y esperar a que mejorara el clima.

Hambriento, mojado, cansado aceptó su oferta y entró, la mujer le ofreció té caliente y le dijo que se iría a rezar un rato, él sonrió y le dijo que solo creía en el trabajo duro.

Sentado a la mesa, tomando un sorbo de té el médico observó a la mujer rezar junto a la cama a la tenue luz de las velas, el médico se dio cuenta de que la mujer necesitaba ayuda, así que cuando terminó de orar, le preguntó: ¿qué es exactamente lo que quieres de Dios, crees que Dios alguna vez escuchará tus oraciones?, la mujer sonrió tristemente y dijo: “el bebé de la cuna es mi hijo, tiene un tipo raro de cáncer y solo hay un médico que puede curarlo, su nombre es Mark, pero yo no tengo el dinero y el doctor Mark vive en otra ciudad muy lejos, Dios todavía no ha respondido a mi oración, pero sé que me ayudará, tengo fe de que así será”, aturdido y sin palabras el doctor Mark simplemente se echó a llorar y susurró, Dios es maravilloso, recordó todo lo que le había pasado, el accidente del avión, la lluvia torrencial que le hizo perder el rumbo y todo esto sucedió porque Dios no solo respondió su oración, sino que también le dio la oportunidad a él de poder ayudar al prójimo, se acercó a la mujer, le tomó la mano y le dijo: “señora mucho gusto yo soy el doctor Mark”.

La fe no hace que las cosas sean fáciles, hace que las cosas ocurran (Lucas 1:37).

Hasta la próxima.

 

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