¿Qué sucedió anoche?
AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
REFLEXIONES…
Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?
¿Qué sucedió anoche en el mundo? Mientras los cristianos celebraban la llegada del Niño Dios, muchos no cristianos pretendieron pasar la noche desapercibida, pero la celebración tan grandiosa de la llegada del mismo Dios al mundo, sin importar los cientos de años de este gran acontecimiento, toca siempre los corazones de toda la humanidad, sin importar credo.
Muchos se reunieron tímidamente a compartir en familia, como no queriendo reconocer tan grandioso acontecimiento, otros compartieron suntuosa mesa de alimentos y bebidas para celebrar.
En muchos hogares se elevaron cánticos de alabanza, oraciones al Niño Dios dándole gracias por su presencia en el hogar, en otros se ignoró su presencia pues solo pensaban en el banquete.
Los corazones de muchos se estremecieron al darle entrada a la presencia de Dios en sus vidas, otros ni se acordaron de que Dios existe.
Mientras, miles de niños morían esa noche de hambre en el mundo, otros niños abrían sus regalos debajo del árbol, ignorando esa realidad humana.
Innumerables personas en el mundo gastaron inmensas cantidades de dinero en comidas, bebidas y regalos, para celebrar esa noche santa, el nacimiento del Niño
Dios, sin embargo, no se acordaron de aportar un diezmo, una donación, para los hijos de ese mismo Dios, que pasan tantas necesidades y están tan cerca, a su alrededor.
En alguna parte del mundo esa noche, los problemas sociales y políticos mantenían en guerra, viviendo un infierno, a comunidades inmensas con familias enteras, muriendo niños, adolescentes y adultos, mientras otra parte del mundo era indiferente a esa realidad.
Así es el mundo, pero no el que diseñó el Gran Arquitecto del Universo, nuestro Creador, no, el que hemos diseñado nosotros los hombres, con nuestro egoísmo, falta de amor y maldad en nuestros corazones.
Víctor Martinez piensa que la mejor manera de celebrar el nacimiento del Niño Dios es compartiendo en familia y fortaleciendo los valores y principios cristianos en aras de la paz, la unidad y el amor, pero, volteando la mirada hacia los más necesitados y concientizando a nuestros niños y adolescentes del deber que como cristianos tenemos, de compartir, ayudar y ejercer la caridad, dando testimonio de la presencia de Dios en nuestros corazones.
Felicidades, amigos míos, que Dios bendiga sus corazones y los llene de paz y amor, pero no sin antes, intranquilizar las conciencias de quienes no han cumplido con su deber de ejercer la caridad, para ser merecedores de llamarse hijos de Dios.
Este mensaje ha llegado a ustedes, gracias a la Fundación Farach.
Hasta la próxima.