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Razones de triunfo y derrota

\"\"El Partido Revolucionario Moderno, ganador de las elecciones celebradas el pasado 19 de mayo, designó una comisión, encabezada por Roberto Fulcar, que se encargaría de realizar una evaluación de los comicios. A simple vista podría decirse que esa entidad, si se parte de los resultados emitidos por la JCE, no tiene nada que analizar.

Ese 57% recibido en las urnas le otorga un pasaporte para continuar gobernando el país hasta el año 2028. De todas maneras, amerita un ejercicio analítico el éxito alcanzado, a tal punto que se incrementó el porcentaje en cerca de cinco puntos con respecto al certamen del año 2020.

Es evidente que el PRM, un desprendimiento del PRD, se derechizó y derivó en más pragmático, lo que en término electoral le benefició en una sociedad en descomposición moral y donde todos los partidos brillan por falta de ideología.

Independientemente del informe que ofrezca la comisión, el suscrito se toma el atrevimiento de resumir en dos elementos causales, los cuales explican el comportamiento de los votantes.

Ellos son: 1) La ausencia de alianza entre los dos principales partidos opositores, cuyos líderes prefirieron desgastarse y perder antes que dar sus brazos a torcer.

2) El deterioro de la imagen pública del principal líder opositor, el doctor Leonel Fernández, que levantó un discurso de campaña con temas vedados, como son los casos de la corrupción pública y la impunidad. Nunca se refirió a esos aspectos.

Algo más: cada vez que Fernández ofrecía declaración pública sobre algún tema, con la intención de criticar al Gobierno, le sacaban un video viejo emitiendo una opinión totalmente contraria. Su crédito ante la población lució pobre y los estudios de opinión (de firmas creíbles) revelaban un alto rechazo. De todas maneras, el candidato de la Fuerza del Pueblo no quedó mal parado, al obtener tres senadores y un 29%, si partimos de que en el año 2020 apenas alcanzó un 9%. Ya el autor de este artículo había adelantado que Fernández repuntaría en los días previos a la votación. ¿De qué se queja?

Sin embargo, en un reciente artículo, publicado en un matutino, Fernández atribuye todas las culpas al PRM y al Gobierno, una forma de quitarle legitimidad al torneo y de iniciar prematuramente una oposición agresiva. Habla como que fue él quien alcanzó un 57% y Luis Abinader un 29%, invirtieron las estadísticas y, por vía de consecuencia, fue objeto de un fraude.

A un evento comicial se va a ganar o a perder, no es posible que todas las firmas encuestadoras tuvieran persecución en su contra y la propia JCE los votos suyos se los contó al adversario. Hasta en la derrota hay que exhibir humildad y elegancia.

En lo que respecta al PLD, en cambio, su desgracia inició el 6 de octubre de 2019, cuando, en contubernio con ciertas autoridades de la JCE de entonces, se impidió el triunfo de Leonel Fernández mediante un fraude practicado en horas de la madrugada del día 7. Desde entonces el PLD no ha pegado una. Y al perder el evento electoral de 2020, la salida de peledeístas hacia otras organizaciones no se detuvo nunca. Originalmente los dirigentes y militantes morados se dirigieron hacia la Fuerza del Pueblo y posteriormente salieron con destino al PRM, detrás del presupuesto nacional.

A partir de los procesos judiciales contra familiares de Danilo Medina y figuras de su entorno, ese partido se vio todo el tiempo a la defensiva. La imagen se mantuvo en el suelo. Los principales cuadros del Comité Político optaron por el bajo perfil, por temor a que el Ministerio Público abra algún expediente acusatorio.

Ese 10% que obtuvo el PLD es el resultado del cúmulo de excesos durante 20 años de gobierno, que la población no ha olvidado. No sé de dónde le sale a Francisco Javier García el acusar a los asesores de Abel Martínez de la baja votación, cuando se trata de una culpa compartida de todos aquellos que fueron actores de esa otrora poderosa corporación que fue el PLD.

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