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REFLEXIONES: Fui víctima de mi indiferencia

  AYUDAME A SALVAR UNA VIDA  

 

Hola amigos, ¿qué tal? Me limito a compartir:

“Mi querido Víctor: Luego de leer tu mensaje “te lo dije, que tu hijo corría peligro”, me atrevo a escribirte, primero porque ya han pasado muchos años y aunque con mucho trabajo, mis heridas han curado, gracias a la presencia de Dios en mi corazón.

Otra de las razones por las que te escribo es porque algún día tenía que pedirte perdón por todo el rencor que guardaba en mi corazón hacia ti, jamás había podido perdonarte por tus advertencias para con mis hijos.

Y por último pienso que con este escrito voy a edificar a muchos padres y podría llevarlos a reflexionar acerca de sus actitudes frente a sus hijos.

Era un hombre alcohólico, con un hogar desastroso, una esposa víctima de mis maltratos y tres sufridos hijos, mi vida era una mierda (excúsame por la expresión, pero no hay otra palabra que la pueda sustituir).

Te llevé mis hijos para que hicieras magia, pero consideré que cometiste un error cuando me quisiste responsabilizar de los problemas que ellos manifestaban y que nunca acepté.

Te atreviste a decirme que cuidara a uno de ellos y hasta me sugeriste un psiquiatra, pues percibías que se podía quitar la vida, y así fue, mi otro hijo jamás pudo salir del mundo de las drogas y ahí como adulto es un parásito, mi hija me abandonó con su madre, se fueron del país y jamás volví a saber de ellas.

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Aquellos días en los que me decías las verdades en mi cara, disfrazadas de amor y con ese trato delicado que siempre dabas a todos, mediando entre conflictos y buscando soluciones, eran para mí tormentosos, pues tu estremecía mi conciencia y cada día crecía más el odio en mi corazón hacia ti.

Cuantas veces pensé dañarte, amigo Víctor, que error hubiese cometido, que vergüenza siento hoy, si yo no hubiese tenido ese gran encuentro que tuve con el Señor, no sé qué hubiese sido de mí.

Se que no merezco ser llamado hijo de Dios, pues dañé a mi familia, los arruiné, pero seguiré luchando haciendo el bien para ayudar a otros.

No te doy un abrazo presencial porque vivo en Estados Unidos, pues jamás pisaré mi país.

Sigue tu labor, nunca la abandones, que Dios te bendiga.

Víctor Martínez no tiene comentarios hoy.

Hasta la próxima.

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