REFLEXIONES: La Ascensión y las Madres
AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola, amigos, ¿qué tal? Hoy celebramos dos grandes acontecimientos, la Ascensión del Señor y el Dia de las Madres, ambos muy sagrados y significativos, por marcar la vida del hombre.
El acontecimiento pascual que celebramos realiza una vez más el cumplimiento de las Escrituras: así estaba escrito, y así lo había recordado muchas veces Jesús en el tiempo de su predicación: claramente había hablado de su condena, su pasión, su muerte, y de su Resurrección.
Los discípulos habían comprendido muy poco de estos anuncios que -por otra parte – no les resultaban para nada atractivos. Ellos compartían, en buena parte, las ideas que muchos de sus contemporáneos tenían sobre el Mesías: un rey de tipo político, que aplastaría a los enemigos de Israel y restauraría la monarquía davídica. Por eso, frente a la cruz de Cristo se sintieron escandalizados y defraudados, y abandonaron al Señor, llenos de miedo.
Nótese que su MADRE María, fue la única que lo siguió, lo acompañó y no lo abandonó, un gesto visible del amor que nuestras madres sienten por nosotros, ellas nos dan la vida, se sacrifican y son capaces de morir por nosotros.
Por eso hoy Jesús les explica el sentido de todo lo que sucedió: la condena, los azotes, las burlas, la corona de espinas, la crucifixión, la muerte y resurrección son el cumplimiento del plan de Dios en la Biblia un plan ciertamente no fácil de comprender, Cristo los ayuda, les abrió la inteligencia para que comprendieran, es decir, les da luz interior para captar estas verdades.
Víctor Martínez piensa que hoy el Señor desea que nosotros también entendamos que nuestras crisis, nuestras pruebas, nuestras cruces, no son una desviación o un paréntesis en nuestra vida espiritual, en nuestra vida de fe: son parte integrante de nuestro camino hacia la plenitud divina y humana.
Desde el día de la Ascensión, hay un hombre que está sentado en el trono de Dios para siempre, y junto a ese hombre, una Mujer, una Madre, cuyo nombre extasía a los ángeles y a los hombres…
Ojalá todos seamos capaces de dar a nuestras madres el lugar merecido, tal como lo hizo Jesús con la suya.
Felicidades a todas las madres que siempre me escuchan, Dios las bendiga hoy y siempre.
Hasta la próxima.