REFLEXIONES: Tienes que sanar tu alma y corazón
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Hola amigos, ¿qué tal? Sanar corazones, sanar el alma de alguien, es diferente a sanar la mente o el cuerpo. Cuando la gente se rompe por dentro por causas bien traumáticas, repararlo no es fácil. Y aunque lo físico, mental, emocional y espiritual es un todo, que se afecta a la vez, tenemos que identificar cuando asistir a la persona para sanar su corazón y alma.
Implica un 24/7, no se trata de una receta con medicamentos para dormir, tranquilizarse y combatir la depresión, ni tampoco de una simple terapia psicológica, con esto no estoy menospreciando el trabajo competente y necesario de psicólogos y psiquiatras, aclaro.
Se trata de profundizar en los cimientos del ser humano, en aquellos lugares donde el dolor es tan profundo que no importa lo físico, es bajar a su interior, al alma, para subirle a su dimensión espiritual más elevada y enfrentarlo con lo divino.
Es esta una tarea que requiere de personas espirituales, muy especiales, cuyos poderes de sanación vienen de lo alto, acompañando sus vibraciones y energías, sus poderes mentales y capacidad de impactar al otro, para dejarlo inmerso en una mutación profunda, donde se encuentre consigo mismo y con Dios, en un ambiente de paz y de amor.
Sanar corazones, sanar el alma, implica entrega, seguimiento permanente, hacer uso de las leyes divinas, intensificando la oración por el afectado y acudiendo a todos los recursos que Dios nos da para servir glorificándolo a Él.
Víctor Martínez te muestra una opción más de sanación, es esta la razón por la que existen seres humanos que no terminan de sanar a pesar de medicamentos y tratamientos, los cuales no deben nunca abandonar, aunque busquen la sanación de su alma y corazón.
Dios sane tu corazón, fortalezca tu alma y bendiga tus pensamientos y deseos, todo lo demás vendrá por añadidura.
Hasta la próxima.