REFLEXIONES: Tú no estás solo
AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola, amigos, ¿qué tal? Vaya mi mensaje de amor de hoy dirigido a todos aquellos ancianos que me escuchan y en estos momentos se están sintiendo solos, extrañando a sus hijos o nietos, a cualquier adulto que en medio de sus problemas se siente abandonado, triste, sin amigos verdaderos, ni un amor que llene su corazón.
ayan mis palabras, a ustedes mis adolescentes, quienes, a pesar de tener todas sus necesidades satisfechas y la presencia de unos padres o familiares, se sienten desatendidos, vacíos, solos, porque no los escuchan, no le dedican tiempo, no se sienten comprendidos, ustedes que se refugian en las redes, las drogas, el alcohol, cigarrillo, sexualidad a destiempo, etc.
La soledad es un sentimiento de pena o melancolía que se experimenta debido a la ausencia de alguien o algo que desearíamos que estuviese con nosotros, un estado que debemos combatir y superar, aún sea con ayuda profesional.
Víctor Martínez te asegura que tú no estas solo, si amas a Dios sobre todas las cosas y lo has aceptado en tu vida como tu Señor, guía y salvador, puedes estar seguro de que nunca estás solo, Dios está siempre contigo en medio de cualquier circunstancia y situación, no lo dudes, Él jamás te dejará ni te abandonará, pero procura no perderlo de vista, no te desenfoques, no lo apartes de tu vida.
Te invito a orar conmigo en este momento:
“Señor amado, gracias por este nuevo día, por tu amor y misericordia, perdóname por abandonarte y permitirme el sentirme solo, yo sé que tú siempre estás conmigo, pero entiende que soy débil y en ocasiones me dejo arrastrar por los sentimientos que me causan las personas y situaciones de este mundo, lléname una vez más de tu presencia, arranca estos sentimientos negativos de mi corazón, y no permitas que me aparte de ti.
Te presento a los niños que expresan sus sentimientos con lloros y malacrianzas, por no saber expresar la soledad que sienten, por la falta de atención y calor humano de sus padres, bendícelos y llénalos de tu amor.
Pongo en tus manos la situación que entristece mi corazón, conviértela en un aprendizaje más de vida y en fuente de paz y felicidad. Gracias Padre, por ser el amigo que nunca falla. Amén”.
Hasta la próxima.