Sembrar y esperar con fe
AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
REFLEXIONES…
Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?
La paciencia todo lo vence, todo lo puede, en la vida hay que aprender a esperar, pues todo cae por su propio peso, y tarde o temprano, veremos lo que tanto hemos esperado con calma y alcanzaremos incluso nuestros sueños tan esperados, si hemos sabido trabajar por alcanzarlos.
Me pasé los años trabajando arduamente por reivindicar a tantos adolescentes desorientados. Desde muy joven, entregué mi vida a convertir en excelentes a los estudiantes deficientes, luché por cambiar comportamientos, rescatar jóvenes de las drogas, transformarlos, integrarlos a sus hogares, armonizándolos con sus padres.
Toda esta labor pude realizarla a través de un centro escolar, que por 36 años se dedicó a esta noble labor, ayudado por competentes profesores y psicólogos y por estudiantes excelentes que se unían a mi labor para ayudar a sus compañeros, necesitados de apoyo, de amor, de comprensión.
Sembramos amor, comprensión, conocimientos y predicamos con sutileza y ternura la Palabra de Dios.
Recuerdo aquellos retiros espirituales, aquella insistencia de orar cada mañana antes de iniciar las labores, aquellas clases de religión, educación sexual, formación humana y todo lo que pudiera contribuir con el cumplimiento de la misión que Dios había puesto sobre mis hombros.
Ayer conversaba con un egresado del colegio y me daba un hermoso testimonio de cómo él y su familia seguían los caminos del Señor, de cómo cada día más estaba enamorado y aferrado a las cosas de Dios, hoy este exalumno 45 años después, continúa apoyando nuestra misión de llevar a muchos corazones la Palabra de Dios a través de nuestros mensajes.
Víctor Martínez ha sembrado mucho y ha tenido que esperar con fe ver muchos resultados, algunos extraordinarios, otros menos, pues tal como nos dice Mateo 13, el sembrador esparce la semilla, caerá siempre en distintos terrenos, en función de los cuales morirá o dará frutos, lo importante es no desfallecer y continuar sembrando, regando la semilla, por doquiera que pases y dejando que las próximas generaciones vean los frutos que tal vez tú no puedas ver.
Gracias exalumno por hacer posible que este mensaje llegue a los corazones de tantos hermanos.
Hasta la próxima.