Unas Navidades diferentes
AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
REFLEXIONES…
Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?
Debo dar gracias a Dios y testimoniar que han sido estas unas Navidades muy diferentes, sería injusto si las calificara de mejor o peor que las anteriores, pero sí diferentes.
Verte lejos de tus seres queridos, extrañándolos en un día como este, es algo inevitable, pero debemos sobreponernos a los sentimientos de tristeza que se podrían convertir en negativos y dañar nuestra salud. Comprobé una vez más la grandeza de mi Dios por los poderes otorgados a sus hijos, para que sin importar la distancia podamos conectar mental y emocionalmente con nuestros seres queridos. Gracias a ti Señor, Laura mi hija, su esposo Luis, mis nietos Gianlui e Iker tuvieron presentes en mi corazón, así como mi adorada y nueva hermana Mayra y demás familiares y amigos.
Jamás había pasado unas Navidades tan frías en cuanto al clima se refiere, pues en el lugar donde me encuentro la temperatura oscila alrededor de los 2 grados Fahrenheit, ¡cuánto extrañar los 28 grados de mi bendecida tierra!
Pero… siempre aparece una familia que te acoge con amor, en esta ocasión agradecí a Tolga, Lalía y sus hijos Axel y Kuzey, por su invitación a compartir la Navidad en su hogar, entre Turcos y Dominicanos; allí mi hija Dashira, mis nietos Julio y Chantalle y mi gran amiga Nur, nos hicimos acompañar para recordar el nacimiento del Niño Dios.
Al escuchar: “Noche de Paz, noche de amor, todo duerme alrededor, entre los astros que esparcen su luz, bella, anunciando al Niño Jesús, brilla la estrella de paz, brilla la estrella de amor”, y fue ahí cuando descubrí, tal como dice la canción, que desde el pesebre del niño Jesús la tierra entera se llena de luz, sin importar creencias, religiones, ni filosofías.
Heme aquí entre islámicos, musulmanes, amigos turcos, celebrando el nacimiento de Mi Salvador, sin templos católicos qué visitar, teniéndolo que adorar en el único templo construido por Dios, mi corazón, hoy me lleno de gozo, pues sin ostentaciones, ni altares, ni templos lujosos, he tenido que adorarte con humildad y silencio, en lo más profundo de mi alma.
Gloria a Dios en el cielo, bienvenido seas una vez más, mi Dios, a mi vida y mi corazón.
Este mensaje ha llegado a ustedes gracias a la acción del Espíritu Santo.
Hasta la próxima.