AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?
El pasado 7 de julio estando en Santo Domingo impartimos una experiencia espiritual diferente, la cual anunciamos cómo un taller de superación personal, al cual asistió un grupo de extraordinarias personas en busca de crecer, aprender y descubrir cómo sanar heridas y cicatrices del pasado.
Todo esto porque en mi promoción invitaba a aprender, a descubrir y enfrentar situaciones del pasado traumatizantes que en algún momento rompieron tu interior, y que tienes guardadas en tu subconsciente.
Les comunicaba que podrían enfrentar sus cicatrices espirituales y podrían amarlas, para sanarlas y repararlas, incluso que mostraríamos las fragilidades e imperfecciones, haciéndolas visibles con dignidad y aflorando las fortalezas para vivir un proceso de transformación personal.
Los invité a compartir un trabajo emocional que fortalecería su resiliencia, aumentando la capacidad de adaptación frente a cualquier agente o estado perturbador.
Iba este taller dirigido a los corazones heridos, rotos por dentro, con la idea de sanarlos y fortalecerlos. Al final mi mayor deseo era enseñarlos a vivir con alegría y alcanzar la felicidad.
Lo que Víctor Martínez se preguntaba era ¿cómo iba yo a lograr todo esto sin la presencia viva del Padre que es el único que nos puede pasar su mano sanadora, con su bálsamo de amor y llenándonos de paz?, pues en otras ocasiones estas experiencias espirituales se convertían en retiros en los que la presencia Eucarística realizaba el principal papel, pero, convencido de que DIOS ESTÁ EN TODAS PARTES, procedí a vivir esta maravillosa experiencia con mi grupo.
Y como Dios escribe derecho en líneas torcidas, mis conferencias fueron interrumpidas porque un gran grupo de cursillistas que se encontraban en la capilla de abajo en espera de un sacerdote que no pudo llegar y no tenían quien les celebrara, me pidieron con mucha insistencia, suplicándome con amor, que no los dejara sin la Eucaristía y que por favor fuera a celebrar, cómo diácono.
No me quedó de otra, dos cosas tenía el Señor reservadas para mí, en esa celebración, la sanación de mi grupo quienes me acompañaron al interrumpir el Taller de Superación, y mi despedida del altar al considerar esta mi última celebración diaconal, después de 40 años en el ejercicio de mi ministerio, en el mismo lugar donde nació mi vocación en un cursillo de cristiandad, Dios me acogió con mucho amor, para revelarme que es Él el único Sacerdote Santo que podía mostrarme su amor y agradecimiento, acogiéndome como un verdadero Padre.
Gracias a Él no estoy roto por dentro, aun cuando existen quienes me quisieron quebrar en su nombre, mostrándose indignos del ministerio que profesan.
Satisfecho de la labor realizada como diácono, por 40 años, de los miles de bautizos y bodas celebradas, miles de soldados evangelizados en las Fuerzas Armadas, presos acogidos en las cárceles con todo mi amor emanado por el Padre, corazones evangelizados por mis prédicas, retiros espirituales a miles de jóvenes en todos los colegios y escuelas, vidas de estudiantes transformadas, enfermos asistidos en sus lechos de muertes, celebraciones innumerables en las funerarias para consolar los corazones de los familiares y la construcción de dispensarios, capillas y parroquias en Villa Mella y el Evaristo Morales, como lo es Mi parroquia el Buen Pastor, hoy doy gracias al Padre por haberme elegido, siendo tan indigno, para Glorificarlo, y más aún por haberme ubicado hoy en un lugar sagrado realizando esta labor en la Empresa de Dios 24/7 y cumpliendo Su misión de llevar Su Palabra por el mundo entero a través de nuestros mensajes de amor y con el apoyo de los Miembros de nuestra Comunidad de Amor de la Fundación Vidas en Desarrollo.
Ya no estoy orando desde el altar, muchas veces relajado y burlado por nosotros los ministros, por lo que he pedido en mi caso mucho perdón, ahora siento que Dios me ha concedido la dicha de aprender a elevar mis oraciones desde muchos lugares sagrados, incluso, uno de ellos, tal como nos lo dice Mateo 6:6 “Pero tú, cuando ores, entra en tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en secreto te recompensará”.
Hoy más fortalecido y lleno de la paz y el amor de Dios oro por todos ustedes para que el Padre derrame sus bendiciones en sus hogares.
Este mensaje ha llegado a todos ustedes gracias al apoyo recibido por nuestra hermana y exalumna muy querida, Diana Freites.
Hasta la próxima.