Hijos felices
AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
REFLEXIONES…
Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?
Uno de estos días mientras jugaba con mis nietos se me ocurrió poner en práctica las valiosas enseñanzas de mi niñez, y los invite a escuchar esta canción:
“No digamos jamás la mentira, no engañemos a nuestros papás, que no hay cosa más bella que un niño cuando sabe decir la verdad, respetemos a nuestros mayores, ocultarle una falta es error; la verdad es la cosa más bella; donde está la verdad, esta Dios”.
El más pequeño con tan solo dos añitos desde que me vio al otro día me la cantó, pues a los niños todo se les graba en el subconsciente y en un futuro se comportarán, se sentirán, pensarán y actuarán según lo que hayan recibido y hayan grabado en su cerebro.
Si a los niños les enseñamos a amar a Dios sobre todas las cosas, desde pequeños, y a comportarse según sus preceptos, tendrán una adolescencia sana y feliz, y cuando sean adultos, tendrán más probabilidades de ser equilibrados y exitosos.
La verdad que la escuela era otra cosa, se concentraban los educadores en fomentar valores y principios cristianos de todas las formas, tratando siempre de dejar en las mentes de sus educandos los conceptos adecuados para ser honestos, íntegros, respetuosos y un deseo de ayudar siempre al prójimo para sentirnos felices.
Cantar y orar en la escuela era un ritual diario a través del cual quedaban grabados los mejores mensajes de paz y de amor. Esos días en la fila, cantando el Himno Nacional, resaltando las fechas Patrias, cultivando los valores e invocando al Creador para dar gracias por el día y ponerlo en sus manos, son los responsables, en muchos de nosotros, de lo que hoy somos.
Fuera la pantalla chica, el aislamiento en las habitaciones, la tanta tecnología mal usada, la ausencia de Dios en los hogares y en las escuelas.
Víctor Martínez te exhorta a elevar una oración en familia, antes de salir, en el momento del almuerzo o antes de acostarnos, pero empecemos ya, que nunca es tarde, al final somos los únicos responsables de la felicidad de nuestros hijos.
Hasta la próxima.