Papá no tengo tiempo para ti
AYUDAME A SALVAR TU VIDA
REFLEXIONES…
Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?
Escribía a un querido y joven amigo un mensaje expresándole lo mucho que le extraño, pues ya casi ni hablamos, y aunque me mostró su afecto al decirme lo mucho que le gustaría estar a mi lado, me estremeció el alma al escucharlo decir que se pasaba semanas que ni siquiera sabía de su padre.
Las nuevas generaciones piensan, sienten, se comportan muy diferente a las nuestras, aunque nos pasáramos la vida sembrando valores en ellos, no los culpo, pues ya lo he dicho otras veces, pero sí los invito a hacer un alto en el camino.
Pienso que las nuevas generaciones están viajando demasiado de prisa, pues las responsabilidades que les impone el nuevo mundo, los trabajos, las parejas e hijos, las presiones económicas, no los dejan ni siquiera distraer sus mentes para pensar en sus progenitores.
Es triste, pues los padres y abuelos siempre estamos a la espera de una simple llamada que nos haga sentir queridos y felices, y como no podemos estar llamando a los hijos y nietos para no molestar, ni interrumpir su ajetreada vida, además de que no siempre nos toman el teléfono, no nos queda más que orar por ellos y esperar que un día se acuerden de que existimos, esto, sin guardar rencores en nuestros corazones, pues no existe lugar para sentimientos negativos hacia esas personitas tan queridas.
Jamás olvidaré el clamor de aquel joven que me decía ante el féretro de su padre, ¡Ay don Víctor, tanto que me llamaba y yo jamás le hacía caso, porque me molestaba, ahora daría la vida por poderlo besar y abrazar, que tonto fui!
Así es la vida, nadie sabe lo que tiene, hasta que lo pierde.
Ojalá las nuevas generaciones aprendan a poner sus tradiciones y antepasados en agenda, para que luego no se lamenten y se pasen la vida con cargos de conciencia por no haber correspondido a todo ese amor que padres y abuelos dan a los hijos.
En las Sagradas Escrituras existen innumerables citas bíblicas que nos dicen los frutos de honrar a los padres, de darles amor, de respetarlos, y como, nos dice la Palabra de Dios, tus pecados no son tomados en cuenta, la prosperidad reinará en tu vida, la felicidad y la paz.
No abandones a tus padres y abuelos en su vejez, ellos son más felices con un abrazo tuyo, una simple llamada o un gesto amable, que con un obsequio material.
Víctor Martínez se considera un padre y abuelo muy bdichoso.
Este mensaje ha llegado a ustedes gracias a un exalumno agradecido.
Hasta la próxima.